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Un servicio de limpieza desbordado

Un servicio de limpieza desbordado

Vecinos de Jinámar, Lomo Salas o El Calero claman por la suciedad en sus calles y el reboso de los contenedores. Un enfado que ha crecido desde el cambio de la empresa concesionaria.

Jueves, 1 de enero 1970

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En Jinámar han hecho un reportaje gráfico con más de 100 instantáneas para demostrar que no están exagerando. Los escombros se acumulan en los descampados y los contenedores están a rebosar de basura. «Da igual que llevemos a cabo acciones para concienciar a la gente de que hay que reciclar, porque por aquí casi nunca se puede. Los cubos están llenos y al final los vecinos tienen que tirar la basura en donde se pueda», explica Pablo Rodríguez, presidente de la asociación vecinal La Concepción. Casi siempre termina amontonada en los alrededores de la zona de contenedores. Es la única forma. «Y encima cuando vienen los camiones a llevarse la basura, si se les cae algo -que suele ser lo habitual por el reboso de las papeleras- no se preocupan en recogerlo. Jinámar está abandonada», tercia este activista.

Pero no es el único que tiene esta sensación. En el Calero, sus habitantes están hartos de pedir un servicio de limpieza acorde a los impuestos que pagan. Sin ir más lejos, el comunicado que emitió el colectivo Bentagache atacando al edil del área y que hizo tambalear el pacto fue por culpa de este motivo. En Salinetas y Lomo Salas, al menos, respiran aliviados porque los escombros que se expandían a lo largo de las aceras ya han sido retirados. Sin embargo, temen que pronto vuelve a darse una imagen que cada vez es más habitual.

Una insalubre problemática que se ha agravado desde que en febrero tomase el testigo la nueva empresa adjudicataria del servicio, la UTE Santana Cazorla-Valoriza, tras una sentencia judicial. Los propios trabajadores han denunciado sus condiciones laborales, preocupados por no contar con las medidas necesarias para evitar contagios, y el Ayuntamiento se encuentra en la actualidad en pleito con la anterior entidad encargada de la recogida de residuos, FCC, a la que le reclama la maquinaria. Al final son los vecinos los que están pagando esta falta de recursos en materia de limpieza y piden al Consistorio una pronta solución.

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