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«Retiré 5 cupones premiados»

«Retiré 5 cupones premiados»

Qué cerca pasa a veces el tren que puede cambiarle a uno la vida. Eso mismo debió pensar Adolfo Álamo, el vendedor de cupones que este fin de semana dio 1,5 millones de euros del sueldazo de la ONCE y otros 80.000 euros en cuatro cupones premiados. A él le dejó la alegría y cinco de los boletos ganadores dados de baja y en la basura de la cocina de su casa.

Jueves, 1 de enero 1970

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A Adolfo le pilló la noticia completamente desprevenido. Sonó el teléfono a primera hora de este lunes, estaba en casa, en su día libre y le llamaron de la ONCE para advertirle de que había repartido fortuna con cinco boletos que vendió del 79.651, número premiado con el Sueldazo de Fin de Semana en el sorteo del pasado domingo. Uno estaba premiado con las cinco cifras y la serie (050), que supone 300.000 euros al contado y 5.000 euros al mes durante 20 años. Y otros cuatro, solo las cinco cifras, con 20.000 euros cada uno (80.000 entre los cuatro).

«Estoy en 33, aún no me lo creo, y estoy dándole vueltas sobre a quién se lo pude vender, pero es imposible saberlo». Ni siquiera cayó en la cuenta de que de ese número tuvo 10 cupones y que 5, al no venderlos, tuvo que darlos de baja. «Tiré esos números a la basura, mi mujer los sacó esta mañana, les di de baja antes del sorteo, porque si no los tendríamos que pagar nosotros, ahora pienso: y si no les hubiera dado de baja, son 100.000 euros en la basura», dijo sonriendo.

No es mal estreno para un vendedor como él que lleva apenas nueve meses en la ONCE. Es de los ambulantes, sin puesto fijo. Los sábados está por Jinámar pueblo, y de martes a viernes, por Las Huesas, Calero Bajo y Casas Nuevas. En alguno de esos puntos cambió la suerte de sus clientes. «El del sueldazo, si pilló a alguien de mediana edad, le resolvió la vida», apuntaba a las puertas de su casa. «Estoy supercontento, feliz por ellos, espero que se lo llevara alguien a quien le hiciera falta».

Adolfo Álamo González, de 49 años, era mecánico y acabó en la ONCE por una discapacidad producto de sucesivas lesiones que fue acumulando. «Me he adaptado rápido, estoy encantado, porque te relacionas mucho y hablas con mucha gente». Ahora confía en que este premio le regale más clientes y más ventas.

Una llamada con susto

La llamada de la ONCE vino con broma, y susto incluido. «Me dijeron: oye, tú qué? estás tirando la casa por la ventana? Me asusté y me dije ¿habré hecho algo mal?, pero si solo llevo nueve meses». Lo único mal que hizo no fue quedarse con uno de los boletos.

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