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Los Pollos del Callejón, un legado que será eterno

Los Pollos del Callejón, un legado que será eterno

El Ayuntamiento dedicará hoy una calle a una saga de luchadores que comenzó con Antonio Hernández, continuó con sus seis hijos y que en la actualidad sigue vigente con sus nietos. Desde la familia destacan sentirse «muy orgullosos» y reconocen que todavía les cuesta «creerlo».

Jueves, 1 de enero 1970

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Una pasión que ha ido pasando de generación en generación y que, gracias a una labor que viene desde muy atrás, será recordada en Telde para siempre, pues hoy, a partir de las 13.00 horas, una calle -la que hace esquina con Obispo Verdugo- llevará su nombre. Y la alcaldesa de Telde, Carmen Hernández, será quien descubra la placa.

Todo comenzó con Antonio Hernández, mayormente conocido como el primer Pollo del Callejón. Sus hijos Julio, Antonio Ignacio, Ambrosio, Marcos, Elena y Ángela siguieron su estela. Marcos Hernández, el pequeño de los varones de los Callejón, relata cómo empezó todo: «Mi padre fundó el San Mateo y luego se vino a Telde por temas de trabajo; y ahí es donde verdaderamente comienza todo», explica el benjamín. Ya en el barrio, fundó el Castro Morales, el Unión Telde, el Acaymo y el primer equipo femenino de Lomo Cementerio.

Toda una vida dedicada al deporte autóctono. Julio -Callejón 2º- fue el primero en coger el testigo de su padre. El mayor de los hermanos Hernández llegó a ser puntal A durante siete años en la máxima categoría de la lucha canaria. «El mejor de nosotros, y con diferencia», dice Marcos con admiración.

Antonio Ignacio empezó un poco más tarde, pues jugó al baloncesto en el Gran Canaria y en el Llobregat, luego regresó al Juventud Laguna y ya después, tras trabajar en Tenerife como vigilante lo reclutaron hasta llegar a puntal B regional, casi siempre a las órdenes de José María. «Mi hermano Ambrosio, al que le decimos Moncho, es el Callejón tercero porque empezó antes que Ignacio, pese a ser más joven», aclara Marcos, mientras recuerda con nostalgia aquellos tiempos.

Ignacio fue puntal B regional. «Siempre fue el más técnico de todos», afirma Marcos. Elena, por su parte, comenzó su andadura en el deporte practicando taekwondo, llegando a ser incluso subcampeona de España en 1984. «Hay una anécdota muy curiosa que siempre nos saca una sonrisa. La noche antes se comió unas albóndigas y, durante la final, no podía ni levantar la pierna del ácido que tenía», explica. Luego pasó a la lucha, coincidiendo con Ángela, que fue la primera en competir en la modalidad femenina.

«Mi padre siempre luchó mucho por el barrio cuando apenas había 200 habitantes y consiguió cosas muy lucrativas. Jamás le faltó dignidad. Toda la vida ha sido un luchador, nunca mejor dicho, y este reconocimiento en vida es muy bonito para todos nosotros. Es un premio y estaremos siempre muy agradecidos», afirma Marcos, quien no puede disimular la felicidad que muestra su rostro. «Toda la familia está muy agradecida con el gesto que ha tenido el Ayuntamiento», resalta. «Los valores y el respeto que nos impregnó nuestro padre han hecho que todos nosotros, a día de hoy, tengamos nuestras vidas formadas», comenta. «Y cuando la gente vea la calle sabrá quién es nuestro padre», aclara con orgullo. «Echo de menos que en los colegios, como se hacía antes, se enseñe la lucha canaria», concluye.

Con todo, hoy será un día grande para una familia que, desde la humildad, siempre ha intentado poner su granito de arena para que la sociedad teldense avanzara.

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