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La idílica y triste postal de la costa teldense

La idílica y triste postal de la costa teldense

Las playas de Salinetas, Melenara, Tufia o La Garita nunca habían presentado una imagen tan perfecta. El estado de la mar ha contribuido a la ausencia de bañistas para dejar una estampa tan ideal como aciaga por las circunstancias que la propician.

Viernes, 17 de julio 2020, 03:10

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Neptuno, con sus imponentes 4,20 metros de altura, se mantiene impasible y solitario en la playa de Melenara. Probablemente extrañado por la extraña y continua quietud que lleva más de un mes apoderándose de sus dominios. Y más cuando desde su posición privilegiada observa como el Venecia, La Rubia, El Mago Karlín o El Rincón de Paqui mantienen sus puertas cerradas y sus terrazas recogidas. Los trabajadores de estos establecimientos son los que le acompañaban cuando la lluvia espantaba a los bañistas y paseantes. Pero hasta ellos le han abandonado. Sus nuevos compañeros, los que le dan fuerzas para aguantar los embistes de las olas, unas sacudidas que hace 10 años le hicieron volar el brazo del tridente, son las aeronaves teledirigidas que de vez en cuando la unidad de drones de la Policía Local hacen volar por las inmediaciones. Pero ni rastro de los cientos de visitantes que a diario acudían a sus aguas.

Un sentimiento de soledad que se extrapola a las calas vecinas. Los accesos de la playa de Salinetas también están precintados, y la pequeña Charca Pérez no acoge sillas ni toallas. Los cangrejos campan a sus anchas en los riscos de Taliarte, más contentos por encontrarse con las rocas limpias de basura que por no contar con compañía humana. Y los barcos del pequeño muelle apenas presentan movimiento, al menos el ahorro de combustible es máximo y la contaminación, mínima.

Por toda la gran avenida, y aunque ya se ha celebrado la Semana Santa, el sol aprieta y las nubes dan paso al cielo azul, no se escucha el sonido de la trompeta del camión de los helados tan característico en las fechas actuales. Eso sí, los vecinos de esta zona costera de Telde no dudan en sacar fotos desde sus balcones o ventanas, o cuando tienen que pisar la calle para pasear al perro, tirar la basura o ir a comprar. La imagen de la arena limpia y libre de huellas, y del mar cristalino, merece ser captada para el recuerdo. Hasta de las mayores desgracias se puede extraer una parte positiva.

Y la historia se repite en el resto de playas del municipio. Los surferos y bugueros ya no tratan de domar las olas de Playa del Hombre, Perico Junior ha echado el cierre y aunque su terraza se permitiese una licencia, desde la misma no se podría observar vida en Hoya del Pozo. El bufadero de La Garita no tiene que soportar a valientes -o inconscientes- que se saltan la ley y desafían al peligro zambulléndose en sus profundidades a riesgo de, en un ir y venir de la marea, sufrir un accidente. Son jornadas sin riesgo, por lo que de haber estado vivo, el inolvidable Chano el Guapo se podría haber cogido unas merecidas vacaciones. Aunque probablemente no hubiera llevado demasiado bien esta cuarentena, porque por muy original que sea su icónica casa, cuyas vistas le otorgan una lujosa panorámica de toda la costa, las paredes se le hubiesen caído encima sin poder llena su piel de salitre.

Bocabarranco es una de las pocas que no habrá notado mucha diferencia. Únicamente por la falta de cometas. Peor lo pasan los habitantes de los coquetos barrios que flotan sobre el mar pegados al aeropuerto. En Tufia, los vecinos observan desconsolados desde sus ventanas, algunos en las maravillosas casas cuevas que convierten este punto en una de las perlas de la ciudad, la estampa idílica previa al verano y libre de turistas. La fuerza de voluntad y conciencia ciudadana se convierten en imprescindibles para no cometer una tontería y dejarse lleva por los cantos de sirena en el que se convierten sus aguas. Justo al lado, el abandono de Aguadulce es total sin casas a su alrededor, mientras que en Ojos de Garza los vecinos por una vez echan en falta una de esas mareas altas que llegan hasta el mismo portal de sus viviendas. La fiesta será sonada cuando puedan disfrutar del agua y de la arena.

Playa del Hombre

Carla Santana: «Hubo gente que siguió yendo a la playa, pero ya no»

Las vistas de Carla Santana sobre Playa del Hombre son privilegiadas. Desde su hogar puede dar cuenta de como sus vecinos han terminado por aceptar la importancia de cumplir la cuarentena. «Vi a gente en la playa al principio, pero ya no», desvela.

Tufia

Inma Castro: «No había visto Tufia así en toda mi vida»

Inma Castro cuenta con el privilegio de residir en este deseado barrio costero, pero lo que nunca se imagino era verlo tan vacía una de las zonas mas reclamadas de Telde. «No había visto Tufia así en mi vida», asegura. Desde su balcón deja esta instantánea.

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