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«En Educación tiraron voladores»

«En Educación tiraron voladores»

José Luis Florido estuvo 21 años enrolado en las Ampas de dos centros de San Juan. Se va, pero no del todo. Montará una de exalumnos. «Quitaría los inspectores, son comisarios políticos»

Jueves, 1 de enero 1970

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Ha sido el terror de los cargos intermedios de la Consejería de Educación. Recurría a donde hiciera falta para exigir lo que el centro necesitaba. A los periodistas, a la Fiscalía, a concejales, a diputados de Podemos... a donde y a quien hiciera falta. Pero José Luis Florido Calero cuelga las botas. Sus hijas dejan las aulas del IES José Arencibia Gil y, con ellas, las deja también este funcionario del Ayuntamiento de Telde, un activista de la reivindicación que cierra una etapa de 21 años de su vida enrolado en Ampas, primero en el Placito, del colegio Plácido Fleitas, y luego en el Florispan, del Arencibia Gil. «En Educación tiraron voladores», bromea con sarcasmo. «Estaban fritos para que me marchara». Dice más. «En Educación habían dado la orden de que no se metieran conmigo, de que me dejaran tranquilo». Fuera o no así, la consejería no quiso ser menos que el resto y el día en que, semanas atrás, se celebró la entrega de orlas de los alumnos que dejaban el centro, el departamento que dirigía Soledad Monzón, de CC, se sumó al homenaje que el IES brindó a Florido. Aquel día le cayeron dos placas y una orla. Y él tan contento.

El caso es que José Luis se va, pero no del todo. Si alguien lo ha celebrado más de la cuenta ya puede empezar a recoger vela. «Entre los miembros del AMPA que nos hemos ido estamos creando una asociación de padres y madres de exalumnos», avanza. «No vamos a permitir que esto lo abandonen». Con todo, subraya que al frente del colectivo en el centro, la AMPA de toda la vida, «se queda gente muy buena».

«Golpes de estado»

José Luis se va satisfecho del trabajo y de las luchas emprendidas. Apunta, por ejemplo, entre los logros alcanzados en el instituto el arreglo del muro perimetral del centro, que estaba cayéndose, o la reforma de los baños del edificio viejo. Pero quedan más mejoras, entre las que señala darle una mano de pintura a todas las fachadas, la sustitución de instalaciones de fontanería del laboratorio, la rehabilitación de los aseos del inmueble de abajo (ya prevista) o la reparación de desagües.

Pero si hay algo que se lleva José Luis de estos 21 años son vivencias. Hace memoria y señala a solo tres directores que le dejaron huella: Josefa Naranjo Jiménez, en el Plácido Fleitas, y su hermano Pedro Naranjo y Clara Sánchez, en el Arencibia Gil. En estos años ha vivido «intentos de golpes de estado», recuerda. «No voy a dar nombres, pero como a la consejería no le gustaba una directora, intentó convencernos a una profesora y a mí para que cambiáramos el voto». Ni que decir tiene que no lo consiguieron. Por lo general, tiene claro que lo que peor funciona en Educación son los inspectores. «Hay que quitar esa figura, son comisarios políticos, están al servicio de los políticos que mandan, no de la educación». Por eso aconseja a los padres que cuando tengan problemas que acudan directamente a la Fiscalía del Menor. «Hay muchos profesores cómodos, y hace falta que alguien los controle mejor».

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