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El deterioro y la inactividad se adueñan del Centro Ocupacional

El deterioro y la inactividad se adueñan del Centro Ocupacional

Un edificio con deficiencias y una grave ausencia de estímulos y motivación protagonizan los días de las personas con discapacidad que pasan allí gran parte de su jornada. Sus familias piden soluciones.

Jueves, 1 de enero 1970

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Blanca E. Oliver / Telde

Mamá, me aburro. Me tienen dando vueltas en el jardín y, a veces, barro, pinto o recorto». Así lo cuentan quienes pueden hablar. A quienes su discapacidad les priva del habla niegan con la cabeza cuando se les pregunta si aprenden, si están bien atendidos e incluso si son felices.

Esa es la forma que tienen muchos de los 70 usuarios del Centro Ocupacional de Telde de transmitir sus sentimientos. Sus familiares son sus paladines y defienden a quienes no tienen armas para pelear. Y lo hacen protestando por el abandono en el que aseguran que la concejalía de Educación, con Marta Hernández a la cabeza, ha sumido a sus hijos. Por lo que consideran una desidia injustificable por parte del área que debería ocuparse de orientar y mantener activas a las personas que sufren discapacidades.

La situación que describen es penosa y, en ocasiones, dantesca.

La hermana de un hombre con un 87% de discapacidad lo recuerda con pena. «Desde hace cuatro años, cuando se fue el equipo de monitores que trabajaba en el centro, todo ha ido de mal en peor. Ahora no hay actividades. Mi hermano necesita que le motiven, pero sólo le ponen a recortar papeles. Muchos han perdido la costumbre de leer. Han anulado las excursiones. Antes, cuando el piso piloto funcionaba, le enseñaron a afeitarse, a hacer la cama y otras tareas domésticas. Ahora está cerrado y los usuarios ya no están estimulados».

La madre de un joven con síndrome de Down piensa en sacarlo de allí. «El edificio está destrozado. Los baños de arriba están rotos y los chicos tienen que ir con baldes de agua a hacer sus necesidades. Los que pueden. Los que no pueden, hacen pis en el jardín. Hay humedades, desconchones, baches en los caminos. Y no tienen ni agua para tomar su medicación, porque no les llevan botellas. Me temo que no hay nada que reviva el centro».

El edil y portavoz de Ciuca, Juan Antonio Peña, ha visibilizado las quejas de los padres, después de intentar sin éxito obtener respuestas de la concejala de Educación.

«Llevo un año esperando soluciones y los usuarios se han acercado a mí para pedirme ayuda. Visité el centro y comprobé todas sus deficiencias. Me da pena escuchar a padres que me dicen que no tienen medios para sacar a sus hijos y deben mantenerlos. Mi obligación es denunciarlo para que el gobierno municipal solucione esta situación urgentemente y que, además, sustituya a la concejala, porque no está capacitada para llevar Educación».

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