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Tasarte auxilia a sus propios vecinos

Tasarte auxilia a sus propios vecinos

Afectados que perdieron sus casas en el incendio de febrero de 2020 han pasado el confinamiento en el propio pueblo aldeano, en viviendas prestadas de forma altruista por sus vecinos. Álvaro Delgado, que se quedó sin la suya y sin las de sus hijos, suspira por que llegue el dinero de la ayuda del Cabildo. Aún no la ha recibido

Jueves, 1 de enero 1970

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La noche del 22 al 23 de febrero de este año le cambió la vida a Álvaro Delgado y a su familia. El fuego que puso en vilo a todo el caserío aldeano de Tasarte arrasó con sus casas. Vivían en tres viviendas distintas, pero eran vecinos, pared con pared. El golpe aún duele. «Cuando miro para allí, de camino a atender a mis animales, me dan ganas de llorar». Se vieron en la calle. Literalmente. Pero Tasarte es como una gran familia. No habían pasado ni unas horas y sus vecinos acudieron en su auxilio. Como hay casas vacías, sus dueños lo tuvieron claro. Se las prestaron, tal cual, a Álvaro y a sus hijos. Nunca se vieron solos.

«Se han portado muy bien con nosotros, yo estoy con mi mujer y mis dos hijos más chicos en una casa que me dejaron en El Castillo, mi hija está en otra, y mi otro hijo en otra, todos separados, pero por lo menos tenemos un techo, y no hemos salido del pueblo», se consuela. Esa solidaridad les permitió tener ya un techo para cuando apareció la covid-19. Las ayudas de las administraciones públicas no llegan de un día para otro. De hecho, a día de hoy Álvaro aún no ha visto un euro. Y lo cierto es que no había pasado ni un mes desde el incendio y el Estado confinaba a todos los españoles en sus casas. Ironías del destino. Se le obligaba a meterse donde ya no podía. Pero al final gracias a sus vecinos Álvaro y los suyos pudieron confinarse, en casa ajena, pero en una casa al fin y al cabo.

Desde donde habla se ve a lo lejos, en el otro lado de la vertiente, lo que queda de lo que durante casi 40 años había sido su hogar, un conjunto formado por una casa de tres plantas y otra al lado de dos pisos. Ambas dan por un lado al nivel de la carretera general que atraviesa Tasarte y que baja hasta la playa, y por el otro, en sus pisos bajos, al nivel del barranco con el que lindan y cuya vegetación, aquella noche fatídica, se alió con el fuego para robarles a estas familias parte de sus vidas.

«Con lo que yo he trabajado en la vida para construirla... Fijo trabajando», se lamenta con la mirada perdida. No lo termina de asimilar. Pero no piensa rendirse. Quiere volver a su hogar. Y no ve la hora de que le llegue la ayuda que le prometió el Cabildo. «Me dijeron que iban a venir unos técnicos a ver otra vez la casa, porque no sabían si la iban a tener que tirar, y yo les voy a decir que no, que la estructura está bien». Se le ve decidido a defenderla. No quiere ni pensar en tener que empezar otra vez de cero. «La parte de arriba sí está fatal, por lo menos hay que quitar los techos y la caja de escalera, porque hizo un efecto horno y sacó hasta los hierros, que al quemarse se quedaron dulces».

Hasta tanto le llegue el dinero, Álvaro se entretiene con sus cabrillas y con unas pocas papas que tiene plantadas. «Solo cobro 400 euros, porque no hay trabajo y ya nadie le da trabajo a uno, con 63 años». Y confía en que la mala racha pase pronto. Primero el incendio, luego el virus. «Es jodío pasar por todo esto cuando encima uno sabe que todo lo que tenía se me fue a la basura, todo, hasta mis muebles, todo lo perdí».

Otra casa ya está arreglada y hay otra que se halla en obras

Los daños en las casas de Álvaro Delgado y su familia son muy cuantiosos y exigen una inversión tan alta que no podrá afrontarla sin la ayuda del Cabildo. Pero en Tasarte hubo más viviendas afectadas y ya hay algunas que lucen arregladas, como la que perdió toda la cristalera desde la que gozaba de privilegiadas vistas al barranco. Con la reforma decidieron sustituirlas por dos ventanas más pequeñas con persianas. Justo enfrente, otra de las casas que fueron precintadas tras el paso del fuego también lleva camino de volver a poder acoger a su propietario, un octogenario que se ha pasado el confinamiento en La Aldea deseando regresar a su vivienda. Por lo pronto, el Cabildo acaba de aprobar una partida de 600.000 euros para los afectados por el incendio de Tasarte, que, al final, tras las inspecciones de los técnicos, se sabe que dañó a 13 casas. En concreto, las afecciones han sido tasadas en 560.000 euros, de los que la mayor parte, 400.000, irá destinada al arreglo de las viviendas. A Álvaro, por lo pronto, nadie le ha informado de este trámite. Se enteró por los medios. «A ver si empieza ya uno a salir adelante, parece que no salgo de una para meterme en otra».

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