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Canarias7 / Ingenio
Miércoles, 15 de julio 2020, 16:58
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El Saluda firmado por Francisco Mirelles Betancor, licenciado en Historia y Antropología Social y Cultural y Técnico de la Fedac, recoge el siguiente texto:
«Recordar la Navidad es recuperar las vivencias de la niñez. La mente se aferra a las evocaciones del pasado y, entre esas reminiscencias están los cuentos e historias que mis ancestros, en aquellas tardes de reunión en la cocina, transmitían.
Me hablaron de unos grupos de hombres que se reunían para cantar los ranchos. Al llegar el día de santa Lucía, el 13 de diciembre, era el punto de inicio de las rondas de cantadores, que al atardecer, recorrían casas y calles para tocar la Natividad de Jesús. Gente común, artesana de la tierra que con unos pocos instrumentos y tras una larga jornada de trabajo, cambiaban su atuendo para compartir con sus vecinos la proximidad de las Pascuas.
El día que el rancho de Navidad se juntaba en la casa, según me contaban, era de mucha emoción. La familia sabía con antelación la llegada de los rancheros y se afanaban en la preparación de mantecados y truchas. Se les brindaba con dulces, a la vez que se sacaba algo de vino, ron y algún licor. Los mayores de la casa, entre lágrimas, aguardaban con emotividad, y sentenciaban a los nietos aquello de... «al próximo año no sé si llegaré...», generando una respuesta revoltosa de alguno de los chiquillos que gritaba: !todos los años dices lo mismo, abuela!
En su trasiego, los ranchos de Pascua recogían entre el vecindario algo de dinero para pagar las misas de luz, mientras recitaban estrofas como:
«Cuando cumplió el plazo
de cuarenta días
salen de la cueva
San José y María,
llevando en sus brazos
al Hijo de Dios».
Pasadas las fiestas, «se apagaba definitivamente el sonsonete monótono de estos cantos; se hacía entrega al cura párroco de las limosnas recaudadas y se disolvía el rancho hasta el siguiente año» (Alzola, 1982).
Un año más, en estas fechas navideñas, invocamos nuevamente el recuerdo de nuestros ancestros para traer a la memoria aquellas tradiciones que, en esta sociedad contemporánea, apenas ocupan ya un espacio en el pensamiento.
¡Felices Pascuas!».
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