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¿La solución para los atascos del norte?

Miles de conductores que se desplazan desde el norte de la isla siguen soportando atascos diarios por la falta de planificación e inversión los últimos años. La finalización de la IV fase de la circunvalación permitirá conectar la GC-3 con la GC-2, lo que facilitará la conectividad de la mancomunidad del norte con la ciudad.

Jueves, 1 de enero 1970

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Los miles de coches que viajan cada día desde los municipios del norte, cuyos usuarios llevan décadas reclamando mejoras viarias, provocan a diario importantes retenciones en los accesos a Las Palmas de Gran Canaria. Si desde el sur los problemas se concentran en la GC-1, sobre todo en el embudo entre La Mareta y Jinámar, los problemas de circulación se hacen visibles desde el norte en la GC-3.

La finalización de la IV fase de la circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria dos décadas después permitirá conectar la GC-3 con la GC-2, lo que facilitará la conectividad de la mancomunidad del norte con la ciudad. Según lo prometido por el Gobierno de Canarias, las obras de la cuarta fase concluirán a finales de 2018, un año antes de lo previsto gracias a la inversión de 20 millones de euros. Sin embargo, el crecimiento del parque automovilístico en la isla ponen en duda que la conclusión de la obra dos décadas después alivie los problemas de tráfico que desembocan en la ciudad en las horas punta del día.

A toda máquina

En estos comentos se están llevando a cabo grandes desmontes en Arucas, en el enlace número 3 donde se concentra la mayor parte de las retenciones a diario, con el objetivo de que la glorieta de conexión con la GC-20 se convierta en un macroenlace con la finalización de las obras en los próximos meses. Su misión será la de desahogar a ese punto conflictivo del norte de la isla con capacidad suficiente para absorber el elevado número de vehículos que pasan por la zona a diario de camino a la ciudad.

La compleja obra, con grandes perforaciones en el tramo de Arucas, el rediseño de las vías, los problemas con las expropiaciones a particulares y la construcción de nuevas pasarelas peatonales han retrasado siete años la finalización de la cuarta fase de una circunvalación que se estrenó hace dos décadas y que hasta ahora no ha dado soluciones a los municipios del norte.

El colapso de cada día

La circunvalación de la capital grancanaria nació a finales de la década de los 90 con el objetivo de canalizar a más de la mitad del tráfico desde el norte al sur y en sentido contrario. Sin embargo, los problemas constantes de movilidad dos décadas después en los accesos a la ciudad y sus ramales, así como en la Avenida Marítima y el túnel Julio Luengo, demuestra que la circunvalación, aún por terminar debido a la falta de planificación e inversión, no puede absorber el crecimiento del parque automovilístico de Gran Canaria. Más 120.000 vecinos del norte de la isla sufren los problemas viarios de una circunvalación, que a falta de finalización, ya ofrece claros signos de saturación y obsolescencia.

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