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Ni un alma, ni siquiera en el aeropuerto

Ni un alma, ni siquiera en el aeropuerto

Ingenio estrena el primer día del endurecimiento del confinamiento con un aeródromo insólitamente vacío. Pulmones económicos, como Carrizal o Las Majoreras, hibernan. El Ayuntamiento cierra el servicio de atención presencial

Gaumet Florido e Ingenio

Jueves, 16 de julio 2020, 10:24

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Ingenio comparte con Telde beneficios y cargas, más las segundas que los primeros, por tener dentro de su territorio al aeropuerto, una mega empresa en la que trabajan más de 1.500 personas por las que transitan a diario decenas de miles de pasajeros. Así pasaba al menos antes de la era Covid-19. Se hace difícil de creer, y menos aún, presenciarlo, pero ayer el principal nexo de comunicación de Gran Canaria con el resto del mundo presentaba una imagen desoladora. La terminal de salidas estaba cerrada a cal y canto. No se podía acceder a ella desde la calle. Todas sus puertas bloqueadas. Tras los cristales, ni un alma, salvo algún operario con peto y móvil en la mano, inmortalizando una escena tan insólita. La nave vacía. Fuera, ni un taxi. Ni un coche aislado. Solo el de una empresa de seguridad privada. Abajo, donde paran las guaguas, un solar yermo. La viva imagen del impacto económico que sacudirá Gran Canaria cuando este bicho tenga a bien mandarse a mudar.

Solo se podía entrar al aeropuerto por la que muchos conocen como la terminal nacional o de islas. Por las puertas 1, 2 y 3. En la calle, un jeep militar. Dentro, concurrida presencia policial. De guardia. Solo la farmacia abierta da idea de movimiento. El espacio está acotado. Una cadena impide seguir por la terminal hacia el sur y conectar con la de salidas. Pocos viajeros. Todos con mascarillas. En silencio. A la suya. Mientras, en la fachada exterior, uno de esos sufridos trabajadores que ni ahora tienen derecho a parar, una limpiadora, se afanaba en desinfectar el pasamanos de una barandilla exterior.

Ingenio estrenaba ayer el endurecimiento del confinamiento aprobado por el Gobierno de España y lo hacía con una estampa para la historia. Su mitad del aeropuerto, su infraestructura más concurrida, sin casi un alma. Sin quererlo, fue el símbolo de todo un municipio que hizo caso a la ministra portavoz del Ejecutivo central y entró en hibernación. Ni en Carrizal ni en el polígono industrial de Las Majoreras, dos de sus pulmones económicos, se percibía movimiento. Hay coches, sí, y camiones, pero pocos. Y los ciudadanos, disciplinados, se concentran, en cola, y a la distancia debida, a las puertas de los supermercados, las farmacias, las tiendas de servicios informáticos y hasta en los bancos. Había uno, en Carrizal, que parecía un Mercadona en hora punta.

Arriba, en el casco, la plaza de La Candelaria y las estrechas calles que la rodean son reflejo igual de esta obediencia sanitaria. Hasta en el frontis del Ayuntamiento, que ya ayer cerró toda atención presencial, luce una cinta de prohibido el paso en su única puerta abierta. Esta vez hay zona azul de sobra y, quién lo diría, se echa de menos a la trabajadora que suele venir a cobrar su tique, siempre atenta, pero también siempre amable. Solo se ve a lo lejos a dos mujeres. Son trabajadoras del Ayuntamiento. En concreto, limpiadoras. Ellas siguen. Como tampoco hay tregua en la panadería Amaro, todo un referente comercial de Ingenio. 3.000 panes diarios. Ahí es nada. Lo que han perdido con los bares cerrados lo compensan con las familias.

Abajo, en el paseo de El Burrero, viento y olas se han quedado huérfanos de kitesurfistas. Y en general, la poca vida que había hace una semana, la de las obras, estaba ayer igualmente detenida. Y es que, como bien apunta el jefe de su Policía Local, Justo Santana, la población está siendo respetuosa. Quizás también por eso, en un gesto puntual y simbólico, de agradecimiento y de esperanza, algunos de sus agentes han mandado a sus vecinos un mensaje de apoyo y de ánimo con dos canciones concretas, Resistiré y Color esperanza. Los policías han de velar sobre todo por el cumplimiento del confinamiento, pero no son ajenos al esfuerzo de este pueblo, del que, además, forman parte, y se lo reconocen. Por ellos y por todos.

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