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Una buena persona y un policía ejemplar

Una buena persona y un policía ejemplar

Carlos Cabrera falleció el día 22 con 91 años. Fue un reconocido jefe de la Policía Local y una «buena persona» a la que le gustaba «dar ejemplo»

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 15 de julio 2020, 16:54

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El pasado día 22 fallecía a los 91 años Carlos Cabrera, histórico inspector jefe de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria con una dilata carrera en este cuerpo que fue reconocida durante su ejercicio y recompensada en 2016 con la medalla al mérito policial. Un admirado profesional que se supo granjear el respeto de quienes trabajaron con él «porque era muy buena persona, seguramente más con los demás que con él mismo», explica Emilio -el menor de los tres hijos que tuvo con su esposa, Matilde Cabrera- quien no duda en destacar esta cualidad de la personalidad de su padre.

Apunta que se casó ya mayor, «cuando murió mi abuela» porque era él quien estaba a su cuidado. Esta dedicación a los suyos fue un aspecto que le acompañó toda la vida. «Nos facilitó la vida», reconoce y le describe como un hombre «familiar, muy de casa, de su mujer y sus hijos» que «no bebía ni fumaba» y al que le gustaba «ir a a comer al campo».

Señala que la diferencia de edad de su padre con él y con sus hermanos, Carlos y Francisco, era importante y que pertenecía a una generación con unos valores muy marcados. «Era muy íntegro y muy recto», aspectos que dice también imperaron en su ejercicio profesional. «Mi hermano Carlos dice una frase, que es muy acertada, y es que lo recuerda siempre de uniforme, porque entraba por la mañana el primero y salía el último. Algo que solo entiendes cuando eres jefe y entras el primero y estás hasta última ahora, como tiene que ser», indica.

Asegura que el físico de su padre imponía porque «medía casi 1,88 y tenía un corpachón», algo que, señala, hoy en día no es tan singular pues las nuevas generaciones son más altas pero que en aquella época le hacía sobresalir. Sin embargo, apunta, tras ese físico que imponía se escondía una persona a la que no le hacía falta alzar la voz. «La rectitud la ponía como era antaño, con la mirada, con esa bondad, pero tú sabías que había que portarse bien», comenta.

Destaca que tras el fallecimiento de su padre han sido muchos los testimonios de cariño que le han trasmitido los agentes que le conocieron en activo, «agradecidos por cómo los ayudó». Y es que señala que «siendo como era, muy noble, se supo ganar a los que trabajan con él» porque «estaba muy dedicado a su profesión».

Además, confiesa, «le gustaba dar ejemplo hasta en las cosas más insignificantes, más pequeñas» aunque nunca le hizo falta ser autoritario. Y estuvo dispuesto a echar una mano a quien lo necesitara.

Señala que «era muy activo» y con los años fue perdiendo «movilidad» pero nunca las ganas de charlar en Triana, donde paseaba en su silla de ruedas y muchos le paraban para saludarle.

El martes se celebrará un funeral en su memoria a las 19.30 horas en la parroquia de Santa Rita, en Vegueta.

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