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Lomo Apolinario demanda atención

Lomo Apolinario demanda atención

Árboles sin podar desde hace más de un año, poca limpieza, un servicio de guaguas insuficiente o la falta de elementos que disuadan a los vehículos de superar la velocidad permitida son algunos de los problemas que denuncian los vecinos de Lomo Apolinario, un barrio de la zona alta de la ciudad que demanda «más atención».

Jueves, 1 de enero 1970

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Un año y medio llevan sin podar los árboles», explica Miriam Curbelo, una joven vecina del barrio de Lomo Apolinario que se reconoce cansada de que el Ayuntamiento capitalino no atienda las necesidades de un núcleo con un alto índice de personas mayores. «Es por ellos por los que pido mejoras, más atención al barrio», apunta.

Asegura que el descuido de las zona verdes llegó al punto de que uno de los árboles de la plaza del entorno de la calle Ana Benítez se desplomó. «Oí un ruido en mi casa y cuando me asome a la ventana vi que se había caído sobre el banco», indica. El temor de que algo así vuelva a suceder es el que la lleva a reclamar que «se poden los que quedan».

Otra de las preocupaciones de esta joven de apenas 23 años que tomó conciencia de que debía hacer algo por su barrio «tras la caída del muro» de la calle Ana Benítez como consecuencia del temporal de 2015, es el hecho de que los coches circulan a demasiada velocidad por esta vía, haciendo que cruzar el paso de peatones que se ubica a unos metros del IES Lomo Apolinario sea una actividad de riesgo.

«Te tienes que lanzar para que los coches paren, pero eso lo hago yo que soy una persona jóvenes, los mayores se pueden pegar hasta cinco minutos esperando para poder cruzar», expone. Por eso reclama la instalación de elementos que disuadan a los vehículos de ir a más velocidad de la permitida en la zona. «Lo que pido es que pongan unos guardias muertos antes del paso de peatones que obligue a los coches a ir más despacio sin que dificulten el paso de las guaguas, pero que sean de alquitrán, no esos de plástico porque al final la gente los quita», apunta.

Además, se queja de que esa misma zona, que ubicada en una curva cerrada, los vehículos particulares comenzaron a aparcar tras el derrumbe del muro de Ana Benítez y el posterior cierre de la vía y que esa costumbre ha continuado, lo que supone un problema ya que dificulta el paso de las guaguas. Por eso reclama que se piten «líneas amarillas» que adviertan de que en ese espacio no está permitido el estacionamiento.

Asimismo, señala que el servicio de las líneas 8 y 81 no es suficiente. «Los horarios son infernales», asegura. Así, explica que «la línea 81 antes tenía una frecuencia de media hora y ahora es de 40 o 45 minutos porque se ha bajado de 24 a 23 servicios».

La limpieza es otra de sus reivindicaciones, pues han cambiado a la persona que desempeñaba esta tarea «y que hacía un buen trabajo».

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