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¡La octava edición de las campanadas de verano, que organiza la Asociación Vegueta de Ocio y Restauración (Avor), se celebrará este miércoles en el interior de los locales que van a tomar parte de una iniciativa que nació buscando la dinamización del barrio histórico. «Este año no podemos hacer las campanadas en las calles, como siempre, porque no se nos permite hacerlas», explicó ayer la gerente de la entidad empresarial, Olga Palacios, en alusión a la falta de autorización por parte del Ayuntamiento capitalino para llevar a cabo la cita festiva en el exterior de los locales.
Apuntó que «la única alternativa» que se les dio «era hacerla en Santa Ana», algo que se descartó, porque para la asociación supondría «un dineral y económicamente no salía viable». Por eso, se ha optado por «ofrecer a la gente las campanadas volviendo a la idea inicial» y «lo que se va a ofrecer es campanadas dentro de los locales de Vegueta, nada más».
La gerente aseguró que «no hay concierto, no hay música en las calles» y no dudó en denunciar que «estamos viviendo de primera mano una barbarie».
Así, dijo que «en esta ciudad hay determinadas legislaciones que se aplican en determinadas zonas y en otras no». Y señaló directamente al hecho de que «los viernes por la tarde en el parque de Santa Catalina en medio de la calle hacen un concierto y hay un montón de gente bebiendo con vasos de cristal y botellas de cristal, que lo atiborran todo y que están pegados a la comisaría de Policía, y no pasa nada», mientras que «nosotros lo tenemos terminantemente prohibido».
Palacios añadió que el negocio que lleva a cabo esta actividad alega «que se están acogiendo a la Ruta Playa Viva», pero afirma que hay otros empresarios, «como el del New York Taxi», que también pueden acogerse a esa iniciativa municipal, «pero no tiene amigos poderosos y tiene encima un vecino que está llamando continuamente a la Policía, y la Policía allí sí va».
Aclaró que «no queremos fastidiar a nadie», pero reclama «que si existen unas leyes hay que aplicarlas a todos», o de lo contrario «que se creen unas leyes coherentes que permitan la convivencia con todo el mundo».
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