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«Ni yo me metía a política, ni ellos a técnico»

«Ni yo me metía a política, ni ellos a técnico»

En 1974, a los dos meses de haber acabado su carrera en la Escuela de Asistentes Sociales de Escaleritas, Ofelia Morales fue contratada, no sin antes revisar sus antecedentes y afiliaciones políticas, en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. 41 años después, cuenta su trayectoria.

Ibón S. Rosales

Jueves, 1 de enero 1970

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Ofelia Morales se convirtió así en la primera asistente social del Consistorio capitalino. Sin despacho ni mesa propia para trabajar, con 21 años y la carpeta bajo el brazo, la grancanaria salía a la calle a redactar entre 5 y 7 informes sociales a domicilio al día. «Se pateaba bastante, iba a San José, San Nicolás, San Antonio. Eran barrios que no tenían infraestructuras y muchas veces tenía que pasar por vertederos para llegar hasta las casas», rememora Morales, que se trasladaba a los hogares improvisados por la miseria del momento. «Iba sola, al tiempo me empezó a llevar el coche de la Policía Municipal», añade. Por aquel entonces, cuenta, las necesidades de la población era básicamente el acceso a una vivienda digna. Morales participó en la entrega de las primeras viviendas sociales de El Lasso, San Cristóbal, La Paterna, Cruz de Piedra, Pedro Hidalgo, las viviendas azules y la primera fase de las viviendas de Jinámar. «En esa época no existía baremo y solo se hacía el informe social y se entregaban las viviendas a los más necesitados», dice.

La beneficencia también jugaba un importante papel en los años 70 y 80. Consistía en que las personas que no cotizaban pudieran acceder a servicios médicos. De 1974 a 2015 estuvo Ofelia Morales en el Ayuntamiento, los primeros años en los Servicios Sociales, que se crearon posteriormente a su llegada y después en la Concejalía de Juventud. «No teníamos presupuesto, yo empecé a manejar presupuesto cuando llegué a Juventud en el año 1988. En Servicios Sociales solicitábamos subvenciones al Gobierno de Canarias, al Cabildo, planes concertados, quien diera dinero... ahí estábamos nosotros», relata.

Un día de Reyes, Morales acudió con Diego Cambreleng, su concejal en la corporación dirigida por Gabriel Mejías, para hacer entrega de las llaves de tres viviendas sociales, también conocidas como casas baratas, a tres familias de San José. «Aparecimos allí, tocamos a la puerta y les despertamos. Ya nos conocían porque habían pasado por el servicio. La gente los recibió entre llantos», rememora la jubilada, añadiendo que ese tipo de actos «son los que te llenan». Estas tres familias vivían en una situación muy precaria, en chabolas, sin agua corriente ni luz. Otro de los cometidos de Ofelia durante su etapa en los servicios sociales era indagar en la vida de sus compañeros en el Consistorio cuando estos solicitaban un anticipo de nómina. Algo que hoy día es un derecho adquirido e indiscutible: «Nos hacían redactar informes sociales del personal del Ayuntamiento cuando solicitaban los anticipos, algo que generaba problemas entre los compañeros, pero como éramos mulos de carga... se hacía lo que se pedía». Aun así, en sus 41 años de trayectoria, Ofelia Morales aclara que nadie le puso piedras en el camino durante su labor «Ni yo me metía a política, ni ellos a técnico. Siempre he tenido libertad para trabajar», declara.

Morales estuvo bajo el mandato de 16 alcaldes distintos. Incluso a una, la única alcaldesa que ha tenido la ciudad, la trabajadora -mientras dirigió Juventud- le tramitó un una guagua para traer a sus amigos del Partido Popular a las jornadas del PP que se celebraban todos los años. «Quién me iba a decir a mi que aquella joven sería mi concejala y después la alcaldesa de la ciudad», comenta sobre la entonces joven Pepa Luzardo.

Jubilada desde 2015, Ofelia Morales prefiere no opinar sobre el tripartito gubernamental que dirige actualmente la ciudad. Porque cuando se fue, dice, desconectó de la vida consistorial. No huye tampoco de sentimientos encontrados al hablar del mandatario bajo cuyo mandato se jubiló: Juan José Cardona: «Mi última etapa muy difícil, sobre todo por los compañeros». Ahora, su nieta y sus aficiones son su única responsabilidad.

La trabajadora jubilada convivió a nivel profesional con 16 alcaldes en sus 41 años de trabajo. No duda un segundo en señalar a su favorito como el mejor gestor y la mejor persona: Juan Rodríguez Doreste. «Era muy cercana, tanto con los trabajadores como con los ciudadanos», asevera con una sonrisa. La puerta de su despacho siempre estaba abierta y su secretaria no dudaba en dejarla pasar, algo que no se repitió con las siguientes corporaciones. También tiene buen recuerdo de Fernando Ortiz Wiot. No quiere nombrar al peor alcalde, eso sí, admite que su última etapa fue la más dura.

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