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El ‘blue jeans’ regresa al taxi

El ‘blue jeans’ regresa al taxi

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria vuelve a permitir a los taxistas que luzcan pantalones vaqueros. En una resolución dictada por el concejal José Eduardo Ramírez, se modifica la instrucción sobre la indumentaria de los conductores de taxis y se abre la puerta al «pantalón vaquero clásico de color azul oscuro».

Jueves, 1 de enero 1970

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El concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, José Eduardo Ramírez, ha accedido a la petición hecha por los representantes del colectivo del taxi de la capital para permitir el uso del pantalón vaquero como parte del uniforme.

«Por el área de Movilidad, no se aprecia inconveniente alguno en acceder a lo solicitado, con arreglo a unas condiciones mínimas de calidad y de estética», recoge la orden que acaba de dictar el edil para corregir la instrucción de 2014 en la que se fijaba la vestimenta que debían llevar los taxistas.

Este cambio introduce «la posibilidad de vestir pantalón vaquero» con arreglo a las siguientes características. Será un «pantalón vaquero clásico, de color azul oscuro, debiendo encontrarse en perfecto estado». Además, se especifica que no puede presentar «roturas, parches, anagramas, serigrafías o similares».

Hasta ahora solo se permitía el pantalón largo de vestir de tela, o falda, de color oscuro. Y se daban dos posibilidades: el negro o el azul marino liso. Para el resto del vestuario no hay variación alguna, de ahí que los taxistas tengan que seguir llevando camisa o polo de color azul celeste, calcetines oscuros y zapatos cerrados y oscuros.

La imposición del vestuario al sector del taxi de la capital grancanaria no estuvo exenta de polémica ya que los taxistas se oponían a su establecimiento.

De hecho, fue una decisión que adoptó el anterior grupo de gobierno en contra de la posición del sector, que se manifestó hasta en dos ocasiones en contra de esta medida.

El nuevo vestuario se incluía en una ordenanza del taxi en la que también se regulaban los contratos de trabajo y las exigencias relativas al mantenimiento y el estado de los vehículos. La norma también obliga a disponer de libro de reclamaciones al alcance de los usuarios, además de diversos elementos de identificación en el interior del vehículo, a la vista del cliente, como el número de licencia municipal, la matrícula del coche y el cuadro de tarifas en vigor.

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