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Dos visiones de la licencia del Canódromo

Dos visiones de la licencia del Canódromo

Javier Doreste, edil de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, admite que está en contra de las obras del Canódromo pero que no puede actuar contra la concesión de la licencia. «Le habrán salido sarpullos», dice al respecto Luzardo.

Jueves, 1 de enero 1970

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Dos torres para un solo proyecto, dos visiones para una misma realidad. La concesión de la licencia definitiva a Realia para la construcción de los edificos del Canódromo, en Ciudad Alta, siguen acompañadas de las entretelas políticas que han acompañado al proyecto desde que se comenzó a gestar hace ahora 20 años. «No me gusta el edificio pero ahora mandan los técnicos», señala Javier Doreste, concejal de Urbanismo.

A este paso le han precedido acusaciones políticas, citas en los juzgados y comisiones de investigación desde que se modificó, con José Manuel Soria (PP) como alcalde, el Plan General de la Ciudad para dar paso a un parque y una promoción inmobiliaria de dos grandes torres de 120 viviendas cada uno.

Por eso Javier Doreste quiere distanciarse de la actuación cerrada por el Ayuntamiento, que elude una sentancia reciente que daba por caducada la licencia otorgada a Realia en 2006 y prorrogada en 2008. «Al no ser sentencia firme y presentar modificiaciones al proyecto los técnicos han verificado que cuentan con todos los requisitos para terminar los trabajos. Mi opinión personal es que no me gusta el edifcio, pero contra un hecho reglado no se puede ir. El tiempo en el que estas decisiones las tomaban políticos en sus despachos ya pasó», argumenta el concejal en clara alusión a la gestión del PP en ese espinoso asunto.

Por eso, la reacción de Pepa Luzardo, portavoz de la formación popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se dirige directamente al alcalde Augusto Hidalgo y a Doreste. «El ridículo hecho por el PSOE y los que llegaron como salvadores de todo, los del fiasco de Podemos, con el Canódromo es tan grande como el sarpullo que le habrá salido a Hidalgo y Doreste al autorizar la licencia de obra definitiva de las viviendas. Pero sinceramente, me quedo con lo positivo que es para la ciudad que esto se resuelva ya de forma definitiva tal y como siempre defendió el Partido Popular», expone.

Doreste incide en que no le queda más remedio que conceder la licencia porque «el Plan General de la ciudad es el que es y no lo podemos cambiar ahora. Realia ha pedido de nuevo la licencia acorde a ese reglamento y por lo tanto no podemos hacer nada para no darles la autorización», comenta.

«Gracias al PP»

Pepa Luzardo, en cuyo mandato como alcaldesa se concedió la primera licencia a Realia, saca pecho por la confirmación definitiva de las obras en Ciudad Alta. «En poco tiempo el esqueleto de unas viviendas a medio hacer que han estado décadas paralizadas se llenarán de vida y actividad, y lo hará junto a un parque, un pulmón verde que era espacio privado y que la ciudad lleva disfrutando décadas gracias al Partido Popular; esa será la penitencia de quienes durante tanto tiempo dijeron tantas injurias», manifestó tras conocer la noticia.

La actual portavoz de la formación conservadora en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a su vez, reivindica a sus compañeros de partidos implicados en dos décadas de conflictos políticos y judiciales relacionados con este proyecto. «Me alegro mucho de esta licencia; me alegro por el empleo que genera, por lo bueno que es para la economía, por lo necesario que es para rejuvenecer el barrio y traer familias nuevas a Schamann y Escaleritas. Me alegro por su zona comercial y por el Mercado de Altavista, a los que llegarán nuevos clientes. Pero sobre todo me alegro por los técnicos y funcionarios del Ayuntamiento que durante tantos años aguantaron insinuaciones e insultos de unos partidos de izquierda trasnochada, que hasta montaron comisiones de investigación absurdas en el seno del Ayuntamiento de las que el propio Hidalgo, actual alcalde, formó parte. Y me alegro por mis compañeros de partido, por todos ellos, que tantos insultos tuvimos que aguantar, y especialmente por José Manuel Soria, por Juan José Cardona y por Felipe Afonso», manifestó.

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