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Directo Sanidad aborda los programas de atención a la salud mental
Compromiso para toda la vida con el desarrollo africano

Compromiso para toda la vida con el desarrollo africano

Ayuda al desarrollo de la vida; educación, atención médica, infraestructuras, alimento y fomento de la agricultura. Es lo que la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol aporta a miles de personas en Etiopía y Kenia. Las misioneras Obok y Tsegaw cuentan esa labor.

Ibón S. Rosales

Martes, 21 de julio 2020, 15:38

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No somos monjas, somos laicas misioneras con un compromiso para toda la vida”, así se definieron Lydiah Obok y Eleni Tsegaw, miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol que trabaja desde hace más de 30 años en la ayuda humanitaria y el fomento del desarrollo en parajes de Etiopía, Kenia, Sudán del Sur o Malaui.

“En Etiopía tenemos cuatro misiones por todo el país, hay guarderías para niños de 3 a 6 años donde desayunan y comen, también integramos a las madres para que aprendan agricultura, allí todo el mundo tiene un trocito de tierra y así pueden cultivar sus alimentos”, relataron. La presencia de varios centros de salud, “sencillos porque solo es para la atención básica”, comentan, es gracias a las donaciones, que hacen posible el trabajo de esta orden de la Iglesia Católica.

El proyecto estrella es el de agricultura, que les permite producir la comida con la que se alimenta a los niños en las guarderías, también resulta fundamental la creación de pozos y presas para las épocas de sequía. “Un pozo lo comparten cinco familias, usan el agua para regar y que puedan seguir plantando. De momento hemos hecho tres presas y así la gente puede utilizar ese agua para sus animales y para plantar”, explicaron.

Las niñas se quedan atrás: La cultura en la que las niñas crecen las rodea y engloba en una sola misión: el cuidado de la casa y la familia, primero en la que nacen y después la que crean con el esposo. Por ello, muchos padres son reacios a plantearse que sus hijas accedan a la educación, mucho menos a las guarderías. De 450 infantes que acuden a la guardería cada año, calculan que hay unas 180 niñas; el resto son todo varones. “Las niñas tienen mucho trabajo, deben ir a recoger agua, cargar, ayudar con los niños pequeños. Además, la niña se casará y se irá a la casa del hombre”, cuentan las misioneras. Los sábados es el día en que las niñas sí acuden a las actividades extraescolares aunque “algunas tienen prohibido saltar”.

Las misioneras quisieron destacar que dando 15 euros de ayuda al mes, una persona le garantiza a un niño la comida y el acceso a la educación y la sanidad durante todo ese mes. Los infantes acceden oficialmente al colegio a los 7 años, por ello la Comunidad San Pablo Apóstol se ha encargado de fundar las guarderías, que acogen a los niños de los 3 a los 6 años. “La diferencia es enorme una vez acceden al colegio porque al ser alimentados y educados esos años previos el cerebro se desarrolla de mejor forma y su aprendizaje en más rápido”, explicó Obok.

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