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Bloque 18: aislados en El Lasso

Bloque 18: aislados en El Lasso

Los vecinos del barrio del Cono Sur llevan décadas solicitando un acceso digno a sus viviendas, a las que llegan en la actualidad por un terraplén sin vallado de protección sobre el barranco. La competencia es de Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria.

Jueves, 1 de enero 1970

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Hugo Pazos llegó hace 43 años al bloque 18 de la Urbanización El Lasso desde Inglaterra, donde se estaba ganando la vida. Confiesa que era incapaz de señalar en el mapa donde estaba su nuevo hogar, pero que ahora quiere que le entierren aquí. ¿Dónde mejor?, se pregunta retóricamente. Sin embargo, su felicidad en el lugar del que brotaron las raíces de su árbol de familia convive con el tormento de un aislamiento tan largo como su residencia en el barrio. El acceso a su bloque es una pesadilla.

Para llegar al portal del bloque 18 hay que hacer una gincana. O descender por una pendiente de tierra sin perímetro de seguridad y la barranquera al fondo; o dar un rodeo y bajar por una escalera tan antigua como la zona residencial. Pronunciada y llena de agujeros que han sido mal remendados con irregulares paladas de cemento.

Hugo Pazos necesita de su bastón. Otras vecinas de una silla de ruedas. Cuando las ambulancias tienen que ir a por un residente los paramédicos acaban agotados de subir la camilla por un terraplén sin ningún escalón y sin medidas de seguridad.

«La única valla que hay la construyeron los propios vecinos con sus manos y sus materiales», refiere Patricia Pazos, hija de Hugo. Ella es una de las vecinas del barrio que más ha insistido en la búsqueda de una solución. Ha contactado con todas las instituciones, pero por respuesta la han condenado a un limbo burocrático.

«Llevamos muchos años denunciado esta situación y nadie ha hecho nada. Primero nos decían que esto era del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y no paramos de solicitar que nos ayudaran. Luego, al parecer, estos terrenos pertenecen al Cabildo y tampoco hemos parado de denunciar esta situación, pero nadie nos responde», expone Patricia Pazos antes de explicar que «hace no mucho vino la concejala Inmaculada Medina, se hizo unas fotos que se publicaron, y nos dijo que no nos preocupáramos, que se iba a encargar de la situación. Pero nada», remata.

Mientras tanto, estos vecinos del Cono Sur se sienten aislados en el corazón de Las Palmas de Gran Canaria. El camino de acceso al bloque es un campo minado. El descenso de tierra, sin escalones marcados y repletos de basura, es la mejor opción para poder acceder a sus casas. Un problema hasta para la más elemental de las rutinas. Por ejemplo, recibir al repartidor de las cajas de agua.

Eso también lo vive Verónica Torres, hermana de Patricia. «Tengo una tía que lleva muchos años prácticamente impedida. Para hacer su tratamiento la tienen que venir a buscar a veces en una ambulancia que, obviamente, se tiene que quedar en la calle de arriba. Aunque es peligroso, es preferible que el último tramo la levanten y se lo hagan recorrer de pie porque con la silla de ruedas es completamente imposible sacarla de aquí», comenta recordando que llevan toda una vida en esa situación.

El único elemento de seguridad en todo el trayecto es una valla verde hecha por los vecinos con materiales propios. «Mi padre sube con el bastón en una mano y apoyado en la valla en la otra. Pero desde que alguien se sujeta a ella parece que va a ceder», insiste Patricia Pazos.

Silencio de las instituciones.

Mientras tanto, nadie responde desde las administraciones. «Muchas veces nos han dicho que ya hay proyecto, que el Cabildo nos tiene en su lista de inversiones, pero está claro que no somos ninguna prioridad para ellos porque esto ha estado así ya más de cuarenta años», indican hartos de esperar por una solución los vecinos de El Lasso.

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