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La belleza natural del parque Tony Gallardo

Tras varios años cerrado y una inversión de 2,5 millones por parte del Cabildo de Gran Canaria, el parque Tony Gallardo reabre sus puertas totalmente reformado para el disfrute del público en el privilegiado enclave de la Reserva Natural del Oasis de Maspalomas. Un espacio de sombra y agua ideado por el artista grancanario que le da nombre y que albergará varias de sus esculturas para aunar arte y naturaleza.

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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El espacio incorpora como novedad un jardín botánico con una gran representación de la biodiversidad de las costas isleñas –arenosas, áridas, expuestas a los alisios, rocosas...–, por lo que ha sido ideado a distintos niveles para reservar a cada especie el lugar que ocupa de forma natural.

Así, en altura se encuentran las palmeras, más de medio centenar en distintos grupos, la mayoría híbridos entre datileras y canariensis, mientras que la siguiente en altura es el tarajal, la especie más presente en el territorio y que no deja de ser muy curiosa, ya que es una planta adaptada a tomar agua salobre, pero vomita la sal por sus hojas, de manera que ninguna otra especie puede crecer a su alrededor por su toxicidad y se garantiza así un espacio para seguir sobreviviendo.

Le sigue el balo, que está muy extendido gracias a los lagartos, ya que su dieta es básicamente frutícola del balo. Al hacer la deposición extiende la semilla por todas partes y se reproduce, lo que beneficia a ambos, ya que la planta se expande y el lagarto tiene despensa para sus nuevas generaciones.

También hay dos especies de salados, entre ellas la dama de Maspalomas, finalmente reducida a este reducto, pero de las que se están extrayendo esquejes para introducirlas en los jardines municipales.

Ya en las partes más bajas se localizan pequeñas uvas de mar, juncos, bastantes siemprevivas, limonios y brusquillas, también denominadas matamoro, y en el agua se localiza la ruppia marítima, un alga que en su parte emergida actúa como cualquier otra planta, es decir, que recicla CO2 y proporciona oxígeno, y además sirve de refugio para las especies acuáticas y es alimento de peces y patos.

Rica flora y fauna

Los visitantes podrán ser testigos de numerosas especies autóctonas debido a la diversidad del territorio. Una de las más atractivas es la siempreviva rosa, situadas en uno de los bordes de la charca junto al parque además de en estas instalaciones.

Por otro lado, la lucha entre el agua salada –filtrada por el mar– y el agua dulce –procedente de las bolsas subterráneas alimentadas por la lluvia que corre por el barranco de Tirajana– generan una gran diversidad terreste y acuática. Desde las libélulas emperador, diversos tipos de abejas e insectos, gambusias cuando abundan las lluvias o peces mosquito hasta sargos, lebranchos, fulas y cabosos cuando el mar rompe la charca.

Además, las aves están presentes todo el año: la famosa gallineta o la polla de agua, los cernícalos mirlos, gorriones, capirote cabecinegro, el caminero, tórtolas turcas y de manera invasiva las cotorras. Esto no es todo, de manera ocasional pueden ser vistos, entre otros, el martín pescador y espátulas. Sin contar otras tantas aves migratorias como los chorlitejos o las garzas.

El Cabildo aprobó además un programa para reintroducir el murciélago chico, para proteger sus nidos ha establecido láminas de hojalata en las palmeras para evitar que las ratas suban y exterminen tanto los nidos de los murciélagos como de los cernícalos.

Señalizado para no perder detalle

Para que los visitantes no se pierdan detalle, toda esta riqueza está señalizada con ilustraciones y una leyenda, además de un código para quien lo desee pueda obtener mayor información, ya sea en alemán e inglés, además de español.

Los riachuelos que serpentean por el parque incrementan el disfrute del público, que puede sentarse, relajarse, estudiar y conocer la biodiversidad mientras hace fotos al azar. El espacio está concebido para sea aprovechado también por expertos en fotografía y observadores de ornitólogos en los momentos más mágicos del día, en el que aparecen las aves y juegan con los colores del alba y el ocaso.

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