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El Pajar celebra las Bodas de Oro de Juan e Inmaculada

El Pajar celebra las Bodas de Oro de Juan e Inmaculada

El propietario del emblemático Bar Playa El Boya, referente gastronómico de Gran Canaria, festeja los 50 años de matrimonio con su mujer

Ignacio S. Acedo y Mogán

Jueves, 1 de enero 1970

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La ermita de Santa Águeda de El Pajar de Arguineguín vivió un emotivo acto en el que fueron protagonistas dos de sus vecinos más célebres y queridos por sus gentes: Juan Moreno e Inmaculada Zerpa, propietarios del emblemático Bar Playa El Boya, celebraron sus Bodas de Oro conmemorando el medio siglo del matrimonio que contrajeron allá por 1968 y en el mismo lugar. «Seis años estuvieron de novios antes de casarse. Se conocieron siendo muy jóvenes y siguen juntos. Pasando por buenos y no tan buenos momentos, siempre uno con el otro. Son un ejemplo de amor y de respeto», presume con orgullo su hijo Óliver, quien, junto a sus hermanos Juan Jesús, Octavio y Sara, vivió de cerca este simbólico enlace. Tampoco faltaron los nietos de unos abuelos que siguen enamorados como el primer día: Adriana, Andrea, Juan Javier, Óliver y Cristian no perdieron detalle, iluminados todos por una sonrisa de felicidad incontenible.

Juan Moreno, que lleva sus 76 años con una vitalidad envidiable, nació en Telde en el seno de una familia marinera y humilde. De niño se trasladó al sur de Gran Canaria para ayudar en la casa con las labores de la temporada de pesca. Llegó a Arguineguín pensando que serían unos días y allí construyó su vida. El destino quiso que en El Pajar encontrara a la mujer con la que conviviría en adelante formando una familia muy unida y siempre ligada al negocio de restauración fundado en 1952 y que hoy es referencia gastronómica ineludible por la calidad de sus productos y la hospitalidad de su personal. Inmaculada, de 70 años, educó a sus hijos, junto a su marido, siempre bajo unos valores sagrados, como ellos mismos admiten. «Sencillez, humildad y generosidad han marcado nuestra vida y es el mejor regalo que nos han hecho. Por eso todos nosotros nos sentimos unos privilegiados por tener a estos padres maravillosos que siempre nos han guiado y llevado por el mejor camino», destaca Octavio.

Celebradas anteriormente las Bodas de Plata, veinticinco años atrás, ayer volvieron a darse el «sí quiero» pero ya con una convivencia e idilio que sigue desafiando el paso del tiempo y que, en estos tiempos, es todo un monumento a la humanidad.

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