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Catalina García y Catalina García / Puerto del Rosario
Jueves, 1 de enero 1970
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La Charca tiene quien se acuerde de la importancia etnográfica de este depósito de agua que abasteció, desde 1940 hasta la década de los 70, a los vecinos de Puerto del Rosario y a los buques que recalaban en la capital majorera. La arquitecta Yolanda Berriel Hernández lo convierte en eje de su proyecto de fin de carrera en la Universidad Politécnica de Madrid y plantea su uso como espacio cultural que acogería, entre otros usos, un Museo del Agua. A las 20.00 horas de hoy, lo presenta ante los vecinos del barrio en el centro cultural.
Con sus 2.000 metros cuadrados de superficie y sus muros de basalto de un metro y medio de ancho, el depósito de la Charca es uno de los pocos vestigios del antiguo Puerto del Rosario. Aunque se proyectaron, tanto el depósito de agua en sí como su canal de recogida desde el barranco de la Herradura, en 1932 por impulso de la Junta de Obras de Puertos, no fue hasta después de la Guerra Civil que no se construyó, poniéndose en funcionamiento en 1940. Con la entrada en funcionamiento de la potabilizadora, se continuó usando de manera paralela hasta que finalmente cayó en el olvido.
La arquitecta majorera plantea una intervención «mínima y discreta, respetando la máxima conservación del patrimonio etnográfico sin restarle funcionalidad».
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