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Antonia Varela, astrónoma: «Cada ciudadano puede hacer más por el cielo oscuro»

Antonia Varela, astrónoma: «Cada ciudadano puede hacer más por el cielo oscuro»

Viernes, 17 de julio 2020, 02:07

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Catalina García / Puerto del Rosario

— ¿Qué puede hacer cada ciudadano en su casa en aras de evitar la contaminación lumínica?

— Siempre delegamos y pensamos que son los ayuntamientos, los cabildos o los gobiernos los responsables de la contaminación lumínica. Sin embargo, y en primer lugar, hay cosas que podemos emprender nosotros mismos en relación a la elección de las luminarias adecuadas de nuestras viviendas, tanto en el interior como en los exteriores. También si somos propietarios de comercios, hoteles o casas rurales porque el alumbrado puede contribuir a disminuir la contaminación lumínica. Si yo tengo un farol en la puerta de mi casa y uso una bombilla o un led azul de 4.000 grados kelvin, que es una intensidad enorme, estoy contaminando. En segundo lugar, la concienciación personal y familiar, en el sentido de que el ciudadano ya está concienciado con el reciclaje de los vertidos y pone cada una en un contenedor distinto, y contagia a otro vecino y enseña a sus hijos, hay un tema de formación y divulgación que también tenemos que llevar a cabo con la contaminación lumínica: tenemos que enseñar a nuestros hijos de la importancia de preservar el cielo nocturno y no sólo para la astronomía y para la ciencia sino para la biodiversidad, la salud y factor de calidad de vida. En tercer lugar, está la parte más activista, entendiendo como tal la iniciativa ciudadana canalizada por asociaciones de desarrollo rural que interponen quejas ante los ayuntamientos en casos de contaminación lumínica que se puede resumir en un papel de vigía y custodio del cielo oscuro que podemos hacer todos los ciudadanos del mundo. Igual que una niña puede ponerse de abanderada del cambio climático en el mundo, por qué nosotros no podemos ser abanderados del cielo oscuro en nuestra localidad o en nuestra isla. Podemos hacer más de lo que creemos.

— ¿Y los ayuntamientos? ¿Qué hacer con ellos cuando, en algunos pueblos, hay más farolas que vecinos y que, a veces, reclaman los propios vecinos?

— Mire usted, Fuerteventura va a tener una ordenanza nueva para la protección del cielo oscuro donde se va a recoger una serie de pautas que son de obligatorio cumplimiento y que expone a una sanción. Esto puede ayudar a corregir las cosas. Hasta ahora, se han hecho muchas cosas mal y no sólo en Fuerteventura. Lo importante es que en esta isla ya se están tomando iniciativas como la certificación del territorio Starlight, los cursos a impartir sobre monitores Starlight y la apuesta por el astroturismo, etc. A veces, las cosas no se hacen bien por desconocimiento y no por mala fe, por eso es necesaria la formación. En el caso de los ayuntamientos, existen subvenciones de adecuación del alumbrado público al alumbrado inteligente y a las nuevas tendencias a nivel internacional encaminadas a la sostenibilidad. Hoy por hoy, se habla de políticas contra el cambio climático y todo lo que es contaminación lumínica supone un deterioro de nuestro medio ambiente y de la calidad de nuestro aire.

En Fuerteventura, quedan fuera del territorio Starlight Corralejo, Puerto del Rosario y Morro Jable, algo que se entiende por que o todas las localidades o ninguna acatan las normas de contaminación lumínica.

— Es lógico que estos tres lugares hayan quedado excluidos, aunque nuestra intención es que, en un futuro, estén dentro del territorio Starlight, lo que conlleva un cambio drástico de todo el alumbrado exterior. Hay que aclarar que, cuando se certifica un sitio Starlight, se establece una zonificación. El concepto de Reserva Starlight es un lugar donde se mantienen casi intactos los parámetros de calidad del cielo nocturno, entre ellos uno es el de contaminación lumínica, que es el único relacionado con el hombre porque los otros criterios son naturales (calidad del aire, transparencia, nubosidad). Este concepto de reserva recoge una zona núcleo, que es donde están estas condiciones intactas; una zona base o de amortiguamiento, que protege al núcleo; una zona externa, que es donde hay que llevar a cabo una serie de actuaciones; y finalmente una zona donde se incumplan las condiciones de contaminación lumínica y que queda por tanto como zona excluída. Esto no significa por ejemplo que el municipio de La Oliva incumpla la reserva Starlignt, sino que Corralejo está o en la zona externa o excluida. Nuestra intención es que estas partes externas o excluidas cambien su alumbrado para que puedan pasar por lo menos a la zona de amortiguamiento, puesto que está claro que nunca podrán ser zona núcleo de la reserva, que sí son Cofete y el resto de la isla localizada en la costa oeste de Fuerteventura y que están casi intactos. Estudiamos en cada isla la medida de brillo al kilómetro y no podemos castigar a Fuerteventura por las tres localidades citadas.

Cada cuatro años se revisa la certificación de territorio Starlight. En el caso de Fuerteventura, la obtuvo en 2015, con lo que está próxima a pasar el examen de contaminación lumínica de nuevo. ¿De antemano se puede decir si la revalidará o no?

— La Fundación Starlight revisa a los dos años de otorgar la certificación y a los cuatro se renueva, por lo que Fuerteventura le corresponde esta renovación. Con el estudio que nos entreguen, podríamos hacer la valoración de cómo está la isla y decir si se renueva con luz verde o roja, que esperemos que no. Casi siempre se renueva la certificación de Reserva Starlight con una serie de advertencias. Hay que destacar que Fuerteventura está trabajando muy bien y existe preocupación en las agrupaciones astronómicas y en muchos municipios y el propio Cabildo majorero en mantener esta certificación. Quiero mencionar que es una isla que se puede convertir en un referente importante en protección del cielo oscuro. Hay que comparar el estado actual de la isla con hace cuatro años y comprobar si han hecho efectivas las recomendaciones de entonces.

Usted fue auditora de la certificación Starlight para Fuerteventura en 2015 y ahora es la directora de la fundación. ¿Qué le diría al ciudadano para que se conciencie de la importancia del cielo oscuro?

— Las cosas van cambiando en la medida que la sociedad está más formada y preparada. Si concentráramos los 150.000 años de evolución del ser humano en 24 horas, sólo llevamos 67 segundos con alumbrado artificial de la electricidad. Esto quiere decir que ni el ser humano en sí, ni la biodiversidad, ni las especies, ni el planeta, ni está hecho ni adecuado para ese impacto que ha crecido en el último siglo. De hecho, la contaminación lumínica es la contaminación más intrusa que tenemos, si bien no se le ha hecho tanto caso como a la sonora o la del aire, ahora el tema de los plásticos, que todo esto es importantísimo, pero no olvidemos que es una contaminación que se corrige apagando un interruptor. Es importante preservar el cielo oscuro porque estamos perdiendo el patrimonio, que es como el entorno de nuestra casa. Es como si saliéramos y no supiéramos lo que nos rodea. Somos un universo del que hemos perdido referencias. Históricamente, nuestra cultura, nuestra razón de ser, está ligada al cielo: nuestros antepasados miraban al cielo para poder tener un calendario. Además, el alumbrado inadecuado está provocando efectos nocivos, quizás irreparables, para el medio ambiente y afectando al cambio climático, está produciendo alteraciones gravísimas en la biodiversidad: cambia las relación deprador-presa, morfología y de mutualismo de muchas especies, y no sólo de muchos insectos sino especies océanicas como tortugas y especialmente las aves, mamíferos también como murciélagos. Es decir, tenemos una cada vez más estudios científicos que demuestran que esta biodiversidad, sobre todo la nocturna que supone un 75% y las aves en su migraciones que se orientan por las estrellas y la luna, se está viendo afectada. Por último, hemos olvidado que somos seres humanos que necesitamos luz natural y también oscuridad.

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