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Catalina García / Puerto del Rosario
El proceso de adquisición del entorno de la Casa de los Coroneles, en La Oliva, recupera el pulso después de que el pleno de Cabildo ayer diera luz verde por unanimidad a la subrogación de la Comunidad autónoma para ejercer la capacidad expropiatoria atribuida a la primera institución majorera. En la casona nobiliaria, símbolo del poder de Fuerteventura durante siglos, se da la paradoja de que el inmueble está en manos públicas, concretamente de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias desde 1994 pero el resto de edificios circundantes sin que los que resulta imposible entender el conjunto, todavía pertenece a particulares.
Sin apenas debate, el pleno insular ratificó ayer el acuerdo adoptado con fecha 17 de diciembre de 2018 para la expropiación de las casas aledañas, en el que se recogía que debido al estado de conservación de las mismas se entendía necesario por razones de urgente necesidad adquirirlas a través de un expediente de expropiación forzosa. En el mismo punto, se incluyó la citada subrogación de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de Canarias, para ejercer la capacidad expropiatoria atribuida al Cabildo.
Como confirma el informe del técnico municipal de Patrimonio Histórico, Carlos Vera, «sin el complemento de las dependencias anexas y conjunto de fincas y gavias directamente relacionadas con la actividad diaria de la misma como centro militar, agrícola y mansión de una gran familia que manejaba los resortes del poder en Fuerteventura durante los siglos XVIII y XIX». Este entorno, cuyo pase a manos públicas está siendo casi más largo que la compra misma de la casona principal, está formado por una veintena de edificaciones, entre ellas el cuartel de tropa, la farmacia, el patio de armas, la casa del escribano, las caballerizas, la casa del administrador, la tahona, la vivienda donde nació el pintor Juan Ismael, el palomar, el polvorín, la herrería, las aljibes, el estanque, la Rosa del Coronel y las gavias de cultivo, tal y como enumera Carlos Vera en el citado informe municipal.
De siempre, estos alrededores estuvieron expuestos al expolio, la quema, la lluvia, el viento y otras formas de deterioro generalizado. También ocurrió con la Casa de los Coroneles hasta su compra y posterior obra de restauración que inauguraron los Reyes en 2005. El contraste entre el abandono de unos y la conservación de la otra es galopante.
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