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«Nunca me he sentido charnega». R. C.
«Soy una máquina de anticipar catástrofes»
Carme Chaparro - Periodista y escritora

«Soy una máquina de anticipar catástrofes»

«Estamos dejando que el porno violento eduque a nuestros hijos y luego hay chavales de 16 años pidiendo viagra»

arantza furundarena

Sábado, 13 de noviembre 2021, 23:11

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Atiende por teléfono mientras plancha la ropa del cole de sus hijas... «Me he comprado una plancha con central de vapor y esto es una maravilla», afirma Carme Chaparro. Cuesta creer que esta presentadora de informativos de 48 años, simpática y espontánea, tenga esa facilidad natural para la truculencia y el crimen en sus novelas negras. Acaba de publicar la tercera: 'No decepciones a tu padre'. «¡He conseguido planchar casi una lavadora entera!», proclama al término de la entrevista.

-El padre está presente en el título de su novela, igual que en las memorias de Miguel Bosé. ¿Hay mucho padre tóxico?

-Yo afortunadamente no conozco a padres así. Soy la mayor de cuatro hermanos y mis padres siempre jugaban con nosotros a juegos de mesa. A mí lo que me gusta es jugar con mis hijas, de 8 y 10 años, tirarme al suelo con ellas.

-¿Controla lo que ven en internet?

-Por supuesto. Ellas no tienen un móvil propio. Ven nuestros dispositivos, siempre en la misma habitación que nosotros y no pueden ponerse cascos.

-En su novela se interna en el mundo del porno.

-Es un mundo que ha degenerado. Ya no es el porno que yo conocí de adolescente, con las cintas VHS, sino vídeos de violaciones y vejaciones reales a mujeres. Lo peor es que hay niños que desde los ocho años ya están accediendo a ese tipo de contenidos. Y luego los médicos te cuentan que chavales de 16 años llegan a la consulta pidiendo viagra. Aquí hay un problema serio: estamos dejando que el porno violento eduque a nuestros hijos.

-También aborda la muerte como espectáculo. ¿Se ha enfrentado a ese dilema moral en su trabajo?

-En informativos intentamos ser respetuosos con las víctimas. Pero es que hay muertes que se convierten en espectáculo. Por ejemplo, Alcàsser. Yo estaba acabando la carrera cuando ocurrió. Ahí empiezas a aprender que hay una frontera muy delgada entre la información y el espectáculo, al que veces los propios familiares se prestan en medio del dolor... Yo siempre me pregunto: ¿Y si fuera un familiar mío? Pero la línea está ahí y es muy fina.

-¿De dónde le viene esa atracción por el lado oscuro?

-De la necesidad de entender por qué alguien se convierte en un monstruo. Nadie nace siendo Hitler. Y matar no es nada fácil. Sin embargo, creo que la mayoría de personas, ante un hecho extremo en nuestras vidas, quizás tomaríamos una decisión impensable. Que alguien hiciera mucho daño a tus hijos, por ejemplo. En mi pueblo decíamos nunca digas de esta agua no beberé ni ese cura no es mi padre.

-¿Su pueblo está en Salamanca o en Cataluña?

-Mi pueblo es Sant Quintí de Mediona, en el Penedés. Nací en Salamanca por accidente. Mis padres vivían en Barcelona y nunca me he sentido charnega. Mi madre es extremeña y no habla catalán pero nadie le ha dicho que cambie de lengua.

-Va con una sonrisa por la vida.

-También tengo mis momentos, porque soy una máquina de anticipar catástrofes. Si algo malo puede pasar ya lo he pensado veinte veces. Pero por suerte tengo buena gente en la que apoyarme. Para mí es fundamental tejer redes de cariño: unas hijas maravillosas, un marido que me ha enseñado a ver la vida con optimismo, y amigas que siempre vienen a rescatarme.

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