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Palomo Spain, vuela alto en Nueva York

Palomo Spain, vuela alto en Nueva York

Palomo Spain volvió a Nueva York, escenario del que fuera su primer debut internacional hace dos años, con su colección “1916”, una propuesta en la que enlaza el ballet y la España profunda

EFE / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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“Ha sido como si hubieran pasado 15 años entre medias”, asegura en una entrevista con Efe el diseñador de la firma, Alejandro Gómez Palomo, rememorando su primer desfile en la ciudad de los rascacielos, donde acudió con un pequeño equipo para organizar un modesto show en el que sus modelos desfilaron por amor al arte.

Palomo Spain vuelve a Nueva York

Sin embargo, cerca de un centenar de personas, entre modelos, estilistas, miembros de la prensa y demás curiosos, abarrotaban el “backstage” de los Spring Studios, uno de los espacios de moda más importantes de Nueva York, y donde celebró su desfile de Palomo Spain.

Esta colección del modisto, que con sus excéntricos diseños ha conseguido vestir a artistas de la talla de Beyoncé o Miley Cyrus y ha pasado por las pasarelas de París, Moscú y Madrid, ha estado marcada por una mezcla de colores vivos acentuados en ocasiones con grandes lunares, y cortes clásicos que contaban también con elementos del ballet.

Esta vez, el cordobés se inspiró en un momento de la historia, 1916, cuando miembros del ballet ruso son invitados a exiliarse en España a causa de la Primera Guerra Mundial.

“Vienen a España y se empiezan a empapar de todo lo que está sucediendo en la vanguardia española. Se quedan fascinados por lo español, van a Sevilla, a Madrid, y conocen a Picasso y Manuel de Falla”, explica el diseñador.

Con ello, empieza a producirse una “mezcla preciosa y muy interesante”: “Ellos, el ballet, algo tan establecido, tan rígido y tan clásico, se libera en un sitio tan remoto como San Petesburgo”.

Volúmenes ligeros y vaporosos

Así, Palomo Spain desfiló en Nueva York volúmenes ligeros y vaporosas que recuerdan al baile clásico con faldas largas ajustadas a la cintura de aire sureño, o elegantes cuellos altos propios de bailarinas con zapatos negros decorados con los luminosos lunares del flamenco.

El modisto, conocido por diseñar ropa para hombres partiendo de patrones femeninos, ha querido probar un enfoque distinto, y ha trabajado sobre la sastrería masculina para llevarlo a un “mundo mucho más femenino, fluido y sensual”.

“Hemos hecho algo súper nuevo y súper interesante, que es lo contrario de lo que hemos hecho hasta ahora. Por eso ha sido un punto de inflexión para mí”, explicaba Alejandro Gómez Palomo mientras preparaba el desfile.

Palomo se decidió este año por dejar de lado la seriedad y los altos estándares de París para volver a la frescura de Nueva York, donde, asegura el diseñador, hay una “energía diferente”, joven y de cambio.

Desde su primer desfile en la Gran Manzana, en febrero de 2017, sus originales y provocadores diseños han llevado al modisto a convertirse en una de las marcas emergentes españolas más reconocidas, un éxito que se toma como “algo relativo”.

“No creo que el éxito lo haya conseguido todavía, hay un camino muy largo por recorrer. Creo que todavía hay muchas cosas que se tienen que profesionalizar, y tenemos que seguir creciendo”, subraya el joven cordobés de 26 años.

El aspecto negativo de su triunfo, apunta, es que la gente espera demasiado de él y por lo tanto es más crítica con todos sus proyectos.

“Cuando la gente ha hecho comentarios de que si estoy en la tele o me he vuelto muy comercial, luego presentas una colección y puedes callar esas bocas”, zanja el modisto, que señala que siempre intenta demostrar que está “trabajando muy duro” con sus propuestas.

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