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Emma Stone, el cénit de un ídolo en Hollywood

Emma Stone, el cénit de un ídolo en Hollywood

Con 30 años recién cumplidos, la actriz Emma Stone ya ha cosechado un Óscar y cuenta con el apoyo de las nuevas generaciones en su salto a la plataforma Netflix.

Nora Cifuentes (Efe) / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

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Actriz, cantante, ícono de la moda y modelo a seguir para los jóvenes.Los mejores perfumes vienen en frasco pequeño y Emma Stone, con 1,68 de estatura y 30 años recién celebrados, ya cosecha un sinfín de cualidades que otros han tenido que cultivar durante más de medio siglo. Talento, vocación, belleza, intelecto, y esfuerzo, son algunas de las virtudes de esta polifacética intérprete, que ha brillado tanto en teatros, como ante las cámaras y los micrófonos, en la pequeña y la gran pantalla.

«En el teatro cuentas una historia cada noche y perdí la voz en muchas ocasiones. Pasé varias noches actuando enferma. Me di cuenta de que no soy una máquina y que no todo puede salir perfecto siempre. Me enseñó a no ser tan dura conmigo misma». Aún le faltaban un par de años para alcanzar esta envidiable treintena cuando fue galardonada con el mayor reconocimiento que puede tener un artista de cine: el Óscar a la Mejor Actriz por su papel protagonista en La La Land (2016). Ahora, ha dado un salto hacia Netflix, la plataforma de televisión online más de moda, especialmente entre los millennial, aunque con contenido para todas las edades, y celebra su trigésimo aniversario protagonizando la serie Maniac.

Interpretación como terapia

Hace treinta años que Emily Jean Stone llegó al mundo en un noviembre otoñal de la Arizona estadounidense, en la ciudad de Scottsdale. Hija de un ama de casa y un empresario, Emma tiene además un hermano menor, Spencer. La ascendencia de la joven incluye raíces suecas, escocesas, irlandesas y alemanas, que sin duda han germinado en ella unos rasgos que han enamorado a Hollywood. Sin embargo, sus comienzos no fueron tan fáciles como sus dones podrían haber aventurado. Stone tuvo una infancia complicada, tal y como ha relatado en varias ocasiones, debido a que sufría de ataques de pánico que le dificultaron la tarea de socializar y adaptarse en el colegio aunque, pese a pesar de no gustarle los estudios, fue una buena alumna. Pese a llevar a cabo terapias más convencionales, curó su problema con una medicina que plantó la semilla de su futuro: el teatro. Aunque en una entrevista con Efe hace unos meses afirmaba: «Pensé mil veces en renunciar a mi sueño de convertirme en actriz». «Pensé mil veces que esto no era para mí -confesaba la actriz antes del estreno de «La La Land»-, pero sabía que no quería hacer otra cosa. Tenía muy claro cuál era mi deseo. No había más. Puede sonar como una locura, y, en realidad, no sé aún cómo aguanté en ciertos momentos».

«Considero que las actividades creativas son una terapia fabulosa para estar en calma. Para mí se trata de una auténtica catarsis que me ayuda a mantener el equilibrio (...) La actuacin es para mí una terapia que me libera al encontrar en ella placer y diversión».

Emma abandonó el colegio católico para señoritas, Xavier College Preparatory, para estudiar en casa y poder dedicarse a su innata vocación. Empezó con los sketches y después saltó al teatro musical, lo que explica que hoy sea una convincente vocalista: recibió clases de canto desde muy pequeña, que le sirvieron para formarse, pese a que sufrió nódulos de garganta en su temprana infancia.

Gracias a esas decisiones, Stone tuvo tiempo para participar en varias obras teatrales, como The Wind in the Willows (El Viento en los Sauces), donde se estrenó en el papel de Otter con tan solo once años. También participó en funciones del Valley Youth Theatre de Phoenix e hizo algún casting para la televisión sin éxito, mientras seguía estudiando interpretación.

Carrera de obstáculos

En Los Ángeles, y mientras continuaba su educación secundaria a distancia con trabajos de media jornada, Emma audicionó para un montón de espectáculos de Disney Channel y papeles para series, sin obtener tampoco el resultado esperado. «Me mudé a Los Ángeles con 15 años para ser actriz y nunca paré hasta lograrlo», confesaba en una entrevista con Efe en Los Ángeles en 2016. Sus comienzos en la televisión tampoco fueron fáciles. Stone apareció en series populares como Medium o Malcom in the Middle, los papeles principales se le resistían, e incluso en algún caso en que lo logró, la serie fue cancelada (como en Drive, de Fox).

Además, Emma tuvo que lidiar con algunas críticas negativas y fracasos en taquilla en lo que a la gran pantalla respecta, como en el caso de The Rocker (2008), papel para el que la actriz aprendió a tocar el bajo. Pero, pese a todos esos impedimentos, Stone estaba destinada a brillar. Y, en 2009, esa semilla que llevaba tanto tiempo plantada pero se resistía a germinar, comenzó a brotar con la participación de la actriz en tres filmes: Ghosts of Girlfriends, la exitosa Zombieland y Paper Man.

Tras eso, una joven Emma participó en otros proyectos como Easy A en 2010, o Crazy, Stupid, Love, filme en el que coincidió con el que sería su compañero hacia el Óscar, Ryan Gosling, y The Help en 2011, entre otras. En esta época, la actriz descubrió que padecía asma y, a su vez, su madre tuvo que luchar contra el cáncer de mama, razón por la que participó en un corto colaborativo entre Star Wars y Stand Up to Cancer, y en una campaña benéfica de Revlon para concienciar sobre la enfermedad. Fue en 2012 cuando le llegó el salto definitivo a la fama gracias a su papel en The Amazing Spider-Man y, sin dejar de lado la filantropía, aprovechó para participar en el Nickelodeon HALO Awards para visibilizar a adolescentes solidarios.

Destinada al Óscar

La actriz repitió como compañera del hombre araña en la segunda parte de The Amazing Spiderman en 2014, año en el que también participó en otros filmes como Birdman. Tanto entre medias como después, no le faltaron papeles en varias películas como Gangster Squad (2013) o Aloha (2015). Además, durante ese tiempo mantuvo una relación con su compañero de rodaje, Andrew Garfield, junto al que animó a los periodistas y fotógrafos que seguían a la pareja a que se concienciaran por diversas causas benéficas. En 2015, no obstante, la pareja anunció su ruptura. En paralelo a esta relación, la actriz protagonizó el musical de Cabaret en Broadway.

Y justo después, en 2016, a Emma Stone le llegó por fin su merecida consagración, gracias a La La Land, película que coprotagonizó con Ryan Gosling y con la que, demostrando sus habilidades tanto para el canto como para la interpretación, se hizo con el Óscar a mejor actriz. Tras eso, recogiendo por fin los frutos de su trabajo, participó en 2017 en Battle of the Sexes y este 2018 verá la luz The Favourite, aunque en algunos países habrá que esperar a 2019. Un drama histórico en el que, por exigencias de la época en la que se ambienta, Emma Stone tuvo que llevar un auténtico corsé que le hizo pasar por una de sus peores experiencias. «Durante el primer mes, no pude respirar», confesó para The Graham Norton Show. «Después de ese tiempo, mis órganos se movieron porque tenían que hacerlo. Fue solo temporal, pero resultó desagradable, aunque ya han vuelto a colocarse». Además, este mismo año, Emma, que ya es considerada en Hollywood, no solo una actriz de renombre sino un icono de la moda y el estilismo, también ha estrechado lazos con su audiencia más moderna gracias a su participación en la miniserie de Netflix, Maniac. Se trata de una comedia negra que, en palabras de la propia actriz a New York Times: «es muy emocionante explorar un personaje con una gama más amplia a la que estoy acostumbrada».

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