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Oscar Mayer, un grancanario en la élite culinaria mundial

Oscar Mayer, un grancanario en la élite culinaria mundial

Oscar Mayer, grancanario de 23 años, ejerce como jefe de cocina del prestigioso restaurante Disfrutar BCN, que cuenta con dos estrellas Michelin, tres Soles Repsol y ha quedado entre los 10 mejores restaurantes del mundo, según la lista del World’s 50 Best Restaurants. Su trayectoria es similar a la de los más grandes, pero Mayer no pierde un ápice de humildad.

José L. Reina

Jueves, 1 de enero 1970

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Oscar Mayer se dio cuenta desde muy joven de que lo suyo era la cocina. «La verdad es que he tenido la suerte de nacer en una familia donde siempre ha habido gusto por el buen comer, sobre todo por parte de padre», confiesa el grancanario. «Recuerdo a mi padre decirme siempre; «si no lo pruebas, nunca sabrás si te gusta», y con esa frase en mi cabeza fui creciendo, perdiendo poco a poco, el miedo a probar de todo a la hora de comer».

Realizó sus estudios en el colegio San Antonio María Claret. Cuando realizó la prueba de acceso a la universidad, Mayer reflexionó sobre lo que quería hacer el resto de su vida, pero con una cosa clara, «yo no estaba hecho para estar 8 horas en una oficina. Por lo que me decanté por la cocina». Fue la decisión más acertada que ha tomado hasta el momento, visto el resultado.

Comenzó el Grado Superior de Dirección de Cocina en la Escuela de Hostelería de Las Palmas, para luego poner rumbo a Barcelona. Allí realizó el Master en Artes Culinarias y Dirección de Cocina en la Escuela Universitaria de Hostelería y Turismo de Sant Pol de Mar, y posteriormente comenzó sus prácticas en el célebre Disfutar BCN, donde ahora ejerce de jefe de cocina.

Una rutina exigente

El ritmo en las grandes cocinas es desbordante. El cocinero tiene que tener la capacidad de dirigir una orquesta en la que todo tiene que salir perfecto, y más cuando se trata de un restaurante tan galardonado. «Las horas siempre pasan muy rápido. La cocina en general es una de esas profesiones en las que nunca paras, por lo que las horas parecen que se escapan. Desde que entras al restaurante hasta que sales siempre tienes algo que hacer», confiesa Mayer.

Sus referentes, además de sus padres, son Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, los propietarios de Disfrutar BCN. «Tengo la gran suerte de trabajar día a día con ellos. Me han ayudado a madurar como persona y como profesional, eso es algo por los que les estaré eternamente agradecido».

Sobre esta exigencia, muchas veces desconocida, Oscar se pone serio: «Detrás de la figura del cocinero que vemos en televisión, hay un persona que ha tenido que sacrificar mucho para estar donde está, familia, amigos, tiempo... Esta es una profesión muy exigente y sacrificada, pero si de verdad te gusta, nada te dará más alegrías».

De proyecto, ser feliz

A pesar de su juventud, Oscar Mayer desborda una madurez notable. Cuestionado sobre sus proyectos de futuro, el grancanario afirma que «siempre me dije que mi mayor proyecto sería ser feliz. Se que es algo utópico, pero lo siento así. A día de hoy me siento la persona más feliz del mundo pudiendo trabajar aquí».

Mayer ve con optimismo el panorama gastronómico canario. «Siento que progresa con gran rapidez desde hace unos años atrás en su conjunto». Reconoce que Tenerife tuvo la iniciativa de evolucionar a una edad más temprana, pero «Gran Canaria lo está haciendo ahora. Podemos encontrar unas propuestas gastronómicas que son para quitarse el sombrero y que antes eran impensables. Como pueden ser el Qué Leche, El Cuerno de Cabra, El Equilibrista33, por nombrar algunos». A pesar de ello, considera que Canarias aún no ofrece un buen nivel gastronómico al turista. «Pienso que se podría potenciar mucho más el producto canario y ofrecer al turista un servicio de calidad. Hay zonas turísticas que están obsoletas y dan un servicio al turista de pésima calidad».

Un futuro en casa

A pesar del éxito que está cosechando en Barcelona, Mayer reconoce que le gustaría volver a casa en un futuro. «La verdad es que en un futuro sí. La mayoría de nosotros no valoramos lo que tenemos en casa». Además, confiesa que abrir su propio restaurante es algo «que me encantaría».

Su comida perfecta es aquella que «no se basa solo en comer, sino en despertar sentimientos y emociones. Me encanta la comida que trasmite algo, que te hace sentir, que te puede transportar a un recuerdo del pasado o dejarte desconcertado y llevarte al futuro».

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