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José L. Reina
Jueves, 16 de julio 2020, 17:34
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Adal Santana, cabeza visible del local, es el encargado de mantener viva la esencia de El Pote. Su restaurante ha conseguido superar la cruel crisis que acabó con multitud de locales, muchos de ellos emblemáticos. Ahora, desde la templanza que da el resultado del trabajo bien hecho, Santana analiza la evolución de su célebre restaurante y los objetivos de futuro.
Una de las claves de El Pote es su barra. No muchos restaurantes ofrecen un servicio único y de tanta calidad exclusivamente para la barra. «Tenemos clientela que lleva viniendo aquí desde hace 40 años y siempre se ha sentado en la barra», confiesa Santana, que adelanta que unos de sus grandes proyectos para este año es «reforzarla con mayor oferta. Los pinchos y las tapas tendrán mayor oferta, le quiero dar otra vuelta de tuerca más».
Parece fácil decirlo, pero mantenerse tanto tiempo arriba es realmente complejo. Las dos palabras que mejor definen a este restaurante es «calidad y seriedad». Y aquí hay mucho de las dos cosas. En El Pote «todo lo que tenemos se hace al momento, y priorizamos el producto. Haciendo las cosas bien, y siendo francos, ser honestos, es la clave».
Probablemente gracias a esa honestidad y seriedad, logró superar una de las crisis más crueles que se recuerdan. Sobre este aspecto, Adal Santana señala que «este tipo de restaurante se llevó un buen palo durante la crisis. Nosotros no somos ni pretendemos ser el más barato del mercado, pero aquí tenemos todo tipo de perfiles de clientes».
El servicio en sala es cada vez más importante. Más allá de la calidad del producto y la cocina, los clientes valoran cada vez más una experiencia completa donde el servicio juega un papel fundamental. «Es un aspecto clave. La gente viene porque come bien, evidentemente, pero el trato es fundamental. Aquí intentamos mantener un equipo de sala estable, donde el trato cercano y el cariño sea una seña de identidad». Es algo casi obligatorio teniendo en cuenta que cuentan con una fiel clientela de muchos años, formando casi una familia.
Para ser un restaurante referente, además de contar con una carta de calidad, un equipo serio y profesional, y un producto sublime, debes ofrecer una gran selección de vinos. Adal Santana reconoce que el tema de los vinos «es otro mundo, pero muy estimulante. Como te quedes dormido te pasan por encima, y renovamos la carta cada año».
A los clientes de toda la vida, hay que sumarle el nuevo perfil de jóvenes que cada vez más valoran una buena experiencia gastronómica. «El público joven es nuestra apuesta. Seguimos teniendo gente de toda la vida, que siguen viniendo con sus hijos y sus nietos, por lo que se crea un ambiente de varias generaciones». Cabe destacar que El Pote cuenta con una ludoteca para niños en la planta baja, donde antes había un reservado.
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