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Sin pantalones ni faldas pese a las heladas

Sin pantalones ni faldas pese a las heladas

El ambiente era festivo y la camaradería como si se conocieran de toda la vida. Cuerpos bien contorneados, delgados, luciendo alguna llanta o con sobrepeso. Eso no importó a nadie, como tampoco su grupo étnico y los había de todas las edades.

ruth hernández beltrán (EFE) / nueva york

Jueves, 1 de enero 1970

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El ambiente era festivo y la camaradería como si se conocieran de toda la vida. Cuerpos bien contorneados, delgados, luciendo alguna llanta o con sobrepeso. Eso no importó a nadie, como tampoco su grupo étnico y los había de todas las edades.

Era un día para divertirse pese al intenso frío - aunque algunos aseguraron que «no está tan mal»- y cumplieron de lleno con su expectativa de pasarla bien, en la décimo octava edición del No Pants Subway Ride, que cada año, desde el 2002, organiza la plataforma de comediantes Improv Everywhere.

Según indicaron sus organizadores, el propósito del evento no es ofender, sino «hacer reír» y divertirse.

Los grupos se reunieron en seis puntos a través de la ciudad, donde recibieron instrucciones para dividirse en pequeños equipos y, si alguien les preguntaba sobre su conducta durante el evento, para decir que «olvidaron los pantalones en casa».

A la plaza de Foley Square, en la zona de las cortes y a pocos pasos de la alcaldía de Nueva York en Manhattan, uno de los puntos de partida, fueron llegando poco a poco y aunque no se conocían, eso tampoco importaba. Compartían su propósito de divertirse.

Allí estuvieron Hannah y su hermana, quienes viajaron desde el vecino estado de Nueva Jersey para participar por primera vez del evento.

«Hace mucho sé del evento por YouTube, he visto los vídeos y finalmente decidí participar. Dije tenemos que estar allí este año», dijo Hannah, quien aseguró que lo hizo por diversión.

«¿Cuándo vas a poder decir que viajaste en el subway sin pantalones?» señaló, para agregar entre risas que «se nos van a congelar las nalgas».

Dijo, además, que todavía le parecía escuchar a su abuela pidiéndole que no asistieran al evento. Una vez en el metro, comenzaron a quitarse los zapatos y medias para despojarse de sus pantalones, aunque llevaban suéters, abrigos, gorras y guantes para protegerse del frío, todo ante la mirada tímida de algunos o la indiferencia de otros porque sabían del evento por las redes sociales o la prensa o porque en Nueva York nada o casi nada causa sorpresa.

Los participantes cambiaron de metro para mostrarse a otro público en las plataformas donde algunos no ocultaron su sorpresa en un día en que la sensación térmica fue de 17 grados Fahrenheit (-8 Celsius).

Roberto esperaba el tren en la congestionada estación de la calle 59 en Manhattan y no ocultaba su expresión de sorpresa. Aseguró que desconocía el evento, pero que no dudaría en hacer lo mismo, pese al frío.

«Yo lo haría también. ¿Por qué no? Por divertirme, andar en pantalones cortos, no importa el frío», señaló sin dejar de observar el grupo que esperaba el próximo metro que les llevaría al destino final, en Union Square, donde termina cada año.

Allí se encontraron todos los participantes y el ambiente parecía de carnaval, ya que en medio del tumulto de una estación siempre congestionada, algunos bailaban al ritmo de una banda de trompetas, trombón y timbal, mientras otros observaban contorneando su cuerpo o tomaban fotos, y los usuarios de metro intentaban abrirse paso, todo bajo estrecha vigilancia policiaca.

Entre los participantes no faltaron hasta los superhéroes con la presencia de Batman y Capitán América y otros, muy «fashionistas» no llevaban pantalones pero sí chaqueta y corbata o pajarita. «He participado durante tres años de este evento y espero hacerlo el próximo año. Es muy divertido. Mi esposa está en casa y me preguntó adónde iba. Le dije que a mostrar mis calzoncillos», dijo Michael, de unos 70 años.

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