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El señor Clavijo no está», constató el jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando iba a responder en el Senado al veto presentado por Coalición Canaria (CC) a los Presupuestos del Estado para 2022, iniciativa que fue rechazada por el pleno. Esa ausencia no fue obstáculo para que Montero no solo defendiera las partidas destinadas a la comunidad autónoma el próximo año -«nunca jamás ha habido mayor inversión», dijo-, sino que apuntó desde la tribuna una dura crítica a los nacionalistas: «no sé en que se beneficia Canarias este discurso de CC. Creo que en nada». Y añadió «de verdad, no entiendo al señor Clavijo».
Porque en la respuesta que ofreció la ministra, reiteró que las cuentas del próximo año cumplen «de forma rigurosa» con el REF, aportan mayor inversión para Canarias, tienen en cuenta la falta de movilidad que atravesó el archipiélago durante la pandemia y el Gobierno ha dado «muestras de sobra» de estar comprometido con la recuperación económica de las islas, señaló en referencia a los más de 1.100 millones aprobados para las empresas y autónomos.
Igualmente, y en respuesta a la crítica que el senador había hecho en su intervención durante la mañana del jueves sobre la situación de La Palma tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja, Montero indicó que el Gobierno ha dado cuenta de su sensibilidad con esta isla y afirmó que a Clavijo «le molesta que el presidente, los ministros o los diputados viajen a Canarias para ver a pie de obra como va la recuperación», una actitud que calificó de «sorprendente». Asimismo, aseguró que todas las necesidades de los palmeros derivadas del volcán se están satisfaciendo. Insistió la ministra en que «nunca jamás» ha habido un volumen tan importante en las cuentas del Estado para Canarias y destacó que solo en el capítulo VII del Presupuesto se han consignado 557 millones.
Este ha sido el último episodio de un desencuentro entre Coalición Canaria y el Gobierno socialista que se ha ido agrandando con el avance de la legislatura. Paso dado por Madrid, paso rechazado por los nacionalistas liderados por Clavijo. Ya cuando presentó su candidatura a dirigir la formación, hace poco más de un año, expuso como carta de presentación que su principal reto sería defender los intereses del archipiélago ante la «desidia», el «desprecio» y el «abandono» del Gobierno de Pedro Sánchez. Asuntos como la inmigración, la deuda de carreteras, el cuestionamiento del REF por parte del Estado o más recientemente las licencias para prospecciones concedidas por Marruecos en aguas cercanas al archipiélago no han hecho más que añadir leña a esta grieta abierta en las relaciones entre Madrid y CC. Una estrategia en la que el senador por la comunidad autónoma ha decidido asumir mayor protagonismo frente a la combativa Ana Oramas y, sobre todo, frente a una oposición desdibujada en el Parlamento regional.
Pero esta línea de actuación no va solo en una dirección. Practicamente en todas las ocasiones en las que el senador ha presentado iniciativas en la Cámara Alta, se ha encontrado igualmente con la negativa de la bancada socialista. Tal fue el resultado de la propuesta para establecer un plan de rescate al sector turístico de las islas tras la pandemia o la de bajar el alquiler a las tiendas de los aeropuertos, propuesta que, aunque con el voto en contra de los socialistas, obtuvo la luz verde del Senado. La iniciativa fue rechazada por el PSOE, como también lo fue su moción para que Canarias se convirtiera en sede permanente de uno de los buques tanto oceanográficos como de investigación pesquera del Instituto Español de Oceanografía.
Fernando Clavijo obtuvo el respaldo del Senado para recuperar la Comisión de Asuntos migratorios que el PSOE eliminó en pleno repunte migratorio en el archipiélago, una herramienta que el nacionalistas consideraban «fundamental para las Islas y para la gestión y coordinación de la crisis migratoria». Más polémica fue la negativa inicial de los socialistas a incluir una excepción al plátano en la Ley de Cadena Alimentaria, negativa que achacaron a un error y que posteriormente subsanaron.
Este distanciamiento entre socialistas y nacionalistas, que se manifiesta de manera bronca en bastantes ocasiones, no afecta solo a los asuntos relativos a Canarias. Como ejemplo, figura el rechazo de Coalición Canaria a la Ley educativa elaborada por la exministra de Educación Isabel Celaá con el argumento de que había nacido «de la división y del enfrentamiento».
Durante la pandemia, CC sí ha estado al lado del Gobierno en la adopción de las medidas más duras para afrontar la crisis sanitaria y nunca votó en contra de los estados de alarma. Solo hubo un amago de abstención que posteriormente se convirtió en el sí de Oramas tras alcanzar un acuerdo con el Gobierno y obtener el compromiso para la continuidad de los ERTE del sector turístico.
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