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Loreto Gutiérrez y Madrid
Jueves, 1 de enero 1970
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Una «insólita correlación de fuerzas», según su propia definición, y el capricho de la matemática parlamentaria le han pegado en la frente el título de diputado 176, aquel que puede dar al Gobierno del PP el voto que le falta para salvar las cuentas estatales y apuntalar de una tacada la estabilidad política.
Un protagonismo -involuntario, sí, pero oportuno- que supera de largo los efímeros quince minutos de gloria warholianos y que Quevedo gestiona con su natural retranca. Desde que quedó claro que solo él puede inclinar la balanza a favor de los Presupuestos -ninguna otra fuerza de la oposición está dispuesta a negociar su apoyo a Rajoy-, el parlamentario nacionalista llena páginas de prensa, copa entrevistas en radios, acude a platós y le ha cogido el tranquillo a lo de plantarse ante la cámara para entrar en directo en los programas informativos de mayor audiencia televisiva.
Y todo eso sin necesidad de rock & roll. En una escala de su gira mediática confesó recientemente que de joven tuvo un grupo cañero que se llamó Traidor, inconfeso y mártir, un nombre que -bien lo sabe el propio Quevedo- podría dar mucho juego para chistes varios. Pero dejó la guitarra -«por fortuna para la música», asegura- y la esquiva notoriedad acabó encontrándolo en un escaño del Congreso.
Se afana Quevedo en explicar que no va a malbaratar su voto y que si Rajoy lo quiere tendrá que negociar en serio, «nada de paripés», asegura. Y de paso aprovecha el tirón para dar a conocer urbi et orbe un poco más la realidad canaria, que «nunca viene mal».
Pero más allá de poner precio a su apoyo, los medios de comunicación nacionales se interesan también por la persona que hay detrás del diputado 176. Se han enterado así de que es médico, que nació en Venezuela, donde vivió hasta que su familia regresó a España cuando él tenía tres años, que pasó unos años felices en el País Vasco -su madre era de Bilbao, de ahí el Iturbe de su segundo apellido- antes de afincarse en Canarias, de donde era su padre, y de que es un lector voraz.
Quevedo responde una y otra vez a las mismas preguntas sin perder el humor, consciente de que por avatares de la política le ha tocado ser el hombre del momento. Y se lo pasa en grande.
Ante lo decisivo de su voto la prensa nacional ha empezado a fijarse en el diputado de NC, que hasta ahora no era demasiado conocido.
Las informaciones destacan lo que reclama Quevedo para apoyar los Presupuestos, un paquete de enmiendas por 460 millones.
El Gobierno del PP está obligado a negociar con el parlamentario canario porque es su única opción para salvar las cuentas estatales.
Sobre la mesa está el cumplimiento de la agenda canaria y la recuperación parcial de lo que el PP ha recortado a las Islas desde 2012.
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