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El tiempo pasa pero hay cosas que se mantienen inalterables. En algunos casos, se trata de un reflejo de que en vez de avanzar se retrocede. En muchos casos, el origen de esta triste realidad se encuentra en cómo se ha adoctrinado a los niños. Desde que comienzan a dar los primeros pasos, el odio, el terror a lo diferente, y el rechazo absoluto al que piensa y actúa de una manera distinta se convierten, poco a poco, en aspectos esenciales de sus vidas.
Una de las mejores lecturas de esta realidad la hizo hace ya unos años un cineasta esencial, como es el germano Michael Haneke. Se trata de su película La cinta blanca (Das weisse Band), que se hizo con la Palma de Oro de Cannes, entre otros múltiples galardones.
Mediante un bellísimo blanco y negro, viaja en el tiempo hasta 1913, en concreto a una pequeña localidad protestante del norte de Alemania. Allí se han producido una serie de extraños acontecimientos, incluido el asesinato de una persona.
A medida que la inquietud aflora entre los adultos también lo hacen ante el espectador los crudos y casi medievales principios que rigen el día a día en los hogares de esta localidad.
El dolor, el odio, la rabia, la incomprensión, el machismo y una primitiva interpretación de la religión es el pan nuestro de cada día. Nadie está ajeno. Ni siquiera los niños, a los que se le inyectan estos principios. Pequeños que, años después, fueron el núcleo de las tropas nazis...
Título original: Das weisse Band.
Director: Michael Haneke.
Año: 2009.
Reparto: Susanne Lothar, Ulrich Tukur, Leonard Proxauf, Burghart Klaußner, Josef Bierbichler, Steffi Kühnert.
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