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Paloma Chamorro, en 'La edad de oro'.
La televisión rupturista de Paloma Chamorro

La televisión rupturista de Paloma Chamorro

Un documental repasa la trayectoria de la presentadora de programas como 'La edad de oro' o 'Trazos' y su progresivo arrinconamiento en RTVE

Iker Cortés

Madrid

Miércoles, 8 de marzo 2023, 18:50

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Inteligente, difícil, carismática, autoritaria, brillante, curiosa, didáctica... Son solo algunos de los adjetivos con los que se define a Paloma Chamorro en 'Icónica Chamorro', un documental de la serie 'Imprescindibles', disponible en RTVE Play y dirigido por Manel Arranz y Anna Solana, que repasa la trayectoria de esta licenciada en Filosofía que revolucionó la televisión española con programas como 'Trazos' o 'La edad de oro' cuando en nuestro país tan solo había dos cadenas de televisión.

Hija de una maestra y de un fiscal, Paloma era la pequeña de cuatro hermanos y llegó de forma inesperada y en tiempo de descuento a una casa en la que «sí o sí» había que estudiar una carrera. «Le interesaba el pensamiento del ser humano enfocado al arte y la creatividad», explica su sobrina Ana Cicuéndez en una pieza de aproximadamente una hora de duración, que recoge los testimonios de artistas como Miquel Barceló, Óscar Tusquets, Guillermo Pérez Villalta, Alaska, Pedro Almodóvar o Antonio Alvarado y periodistas y críticos musicales como Rafa Cervera o Jesús Ordovás, así como buena parte de quienes contribuyeron a dar forma a aquellos programas que marcaron un antes y un después en la televisión española.

Máquinas de escribir, guiones, escaletas, ceniceros repletos de cigarrillos y largos paseos por los pasillos de Prado del Rey ilustran un documental trufado con imágenes del archivo personal de la familia, fragmentos de sus programas y media decena de entrevistas que la presentadora dio en vida y que permiten ahondar en una figura clave de la Movida y la transición catódicas. Su llegada a televisión vino de la mano del socialista Ramón Gómez Redondo, miembro del consejo de administración de RTVE. A Gómez Redondo le ofrecieron dirigir un programa pero ligado siempre a un presentador de la casa. Sin embargo, al socialista no le gustaba esa opción. «Quería hacer pruebas y encontrar a una persona lista, que diese bien en cámara, aunque no fuera profesional. Ahí cada uno aportamos a algún amigo y yo aporte a Paloma, que es la que se quedó», explica Charo González, exproductora de RTVE.

Fue así como a partir de 1973 comenzó a presentar 'Galería'. «Dominaba los textos, era clara, sobria y expresiva. Era una joya como presentadora, estudiaba y se lo curraba, no era una mera locutora», recuerda Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Cine y director entonces de aquel programa. Después vinieron 'Cultura 2', 'Trazos' o 'Imágenes', todos ellos dedicados al mundo de las artes plásticas, en el que Chamorro se desenvolvía como pez en el agua. El artista Miquel Barceló recuerda sus «críticas demoledoras y tremendas, que ya prácticamente no existen». «Ponte detrás de mí y aprende», cuenta Mariano Navarro que le dijo ella nada más llegar a 'Trazos' como asesor. «Innovó en los elementos con los que se hacía un programa cultural y demostró que el arte era accesible y que podía entenderse», reflexiona Mariano Navarro, que trabajó como asesor en 'Trazos'. Todo en plena Transición, cuando la censura todavía hacía de las suyas y en una España aún sin Constitución. «Intentaron despedir a Paloma porque llevaba minifalda», describe.

Para el recuerdo quedan momentos tan especiales como cuando 'Trazos' dio el salto del blanco y negro al color. «Defendíamos la utilidad del blanco y negro para retransmitir lo que pasa con las artes plásticas en televisión -decía a cámara Chamorro, sin ocultar un punto de esnobismo-. Nos damos por vencidos de la mejor manera posible, con una fiesta en la que los pintores han venido hacer el decorado de su programa». Había reunido a once artistas de dos generaciones distintas para pintar los paneles que iban a formar parte del espacio. Y había de todo en aquellos lienzos, hasta un Boris Vian coronado por Brigitte Bardot de la mano de Pérez Villalta.

O sus entrevistas a pintores del todo innaccesibles como Joan Miró y Salvador Dalí, a la que, ella misma reconoce, llegó «colocada». «Se repiten una y otra vez porque han sido las mejores que les han hecho nunca», incide Navarro. Fue, dicen de ella, capaz de conciliar tendencias irreconciliables. Pero es que, explicaba, «el arte tiene muchos caminos, la expresión muchas formas y los artistas tienen obligación de ser absolutamente intransigentes con otras formas que no sean la suya propia».

Y llegó 'La edad de oro'

Y entonces llegó 'La edad de oro'. El programa se iba a llamar 'Arte moderno' y la escaleta llevaba durmiendo el sueño de los justos desde principios de los ochenta. No en vano, el concierto que ofreció Spandau Ballet en primavera de 1981 en el Rockola de Madrid se grabó como experiencia piloto del programa. Sin embargo, fue congelado. Cuando los socialistas ganaron en octubre de 1982, Chamorro recibió carta blanca. Para entonces, Chamorro ya estaba bastante mal vista en RTVE. «Tenía fama de roja, atrevida y de ser una chica bastante atípica para aquella, epoca así que imagínate como debía ser dirigir equipos de hombres en estudio y en salas de montaje», explicaba entonces. Porque a su carácter había que sumar el machismo. «Tuve muy buena relación con ella -recuerda Méndez-Leite-, pero era una persona difícil y autoritaria. No había bromas con ella, no era muy simpática. Todas esas características hacían que se la mirara con mucho recelo y una actitud machista entre los compañeros que decían aquello de 'qué sabrá esta'». Lo corrobora Armando Montesinos, subdirector del espacio. «Entramos ahí media docena de personas, de aspecto extraño, que no era bien recibida por los de la casa. Nos veían como los maricones drogadictos y rojos de la Chamorro».

Paloma Chamorro.
Paloma Chamorro.

Chamorro quería hacer el programa con una unidad móvil desde el mítico Rockola, pero aquella hubiera sido una gesta imposible, así que el mítico Estudio 1 de Prado del Rey se convirtió en el escenario de 'La edad de oro', tras un compromiso verbal y explícito de que el público invitado podría beber cerveza y los artistas whisky. Aquellos cincuenta programas de hora y media de televisión en directo, en la segunda cadena de RTVE, los martes por la noche, supusieron una auténtica revolución. Chamorro caminaba entre el público, haciendo entrevistas, mientras a las tablas subían grupos y artistas como Kaka de Luxe, Lou Reed, Tom Verlaine, John Cale, Divine o Violent Femmes. «Su aplomo con los artistas era enorme. La mayoría eran incontrolables, o no querían hablar o se hacían los graciosos, pero ella los sabía torear», explica Cervera. «Qué pasado estás, Nazario. Abrevia que estás pasadísimo», le espetaba al pintor e historietista de Castilleja del Campo ante las cámaras. «Todo el mundo sabía qeu se fumaban porros, pero todas las semanas se hacían informes de que detrás de las cortinas había señores sodomizándose e inyectándose», se quejaba ella años después. «Es que era un concierto, y como en cualquier concierto, los invitados saltaban, se empujaban, se fumaban porros y seguro que alguien se metía algo más, pero jamás hubo descontrol», zanja Armando Montesinos.

El espacio tocó a su fin y Chamorro siguió desarrollando su pasión por el arte en diversos programas hasta que poco a poco fue arrinconada. «Teníamos órdenes muy concretas de no dejarnos liar por Paloma», apunta la exproductora de RTVE Charo González. Su pareja, Carolina González, llega incluso a hablar de 'bullying'. «Resultaba incómoda», dice. Hasta que aprovecharon una baja para despedirla de manera improcedente. Murió el 29 de enero de 2017. Que RTVE la haya incluido en su serie 'Imprescindibles' era una cuestión de justicia para alguien que, como bien decía, no buscaba «ni follones ni líos». «Yo he buscado siempre ensanchar los límites de la libertad de expresión y lo he hecho en la medida en que he podido en Televisión Española, que ha sido mi ventana, y la materia de mi trabajo. Lo hice peleando contra la censura franquista y lo voy a seguir haciendo peleando con todos los convencionalismos habidos y por haber».

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