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Protagonistas de 'Café con aroma de mujer'. RC
Café con aroma de mujer en Telecinco | De Douglas Sirk a 'Café con aroma de mujer': Por qué los melodramas llevan 70 años triunfando entre el público

De Douglas Sirk a 'Café con aroma de mujer': Por qué los melodramas llevan 70 años triunfando entre el público

Hollywood abrió el camino a un producto que ha pasado por Estados Unidos, Latinoamérica y ahora Turquía con un éxito insuperable en la pequeña pantalla

Iván Gelibter

Miércoles, 2 de noviembre 2022, 07:10

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Si usted ha sintonizado Telecinco en las últimas semanas es imposible que no lo haya visto, porque la cadena de Mediaset parece no cansarse de promocionar 'Café con aroma de mujer', el 'remake' de la telenovela colombiana de los años 90 con la que pretende recuperar el liderazgo en las audiencias. En realidad, este producto es el enésimo intento de quitarle a Antena 3 el poderío obtenido gracias a las telenovelas turcas, unos productos baratos con los que consiguieron vencer a 'Sálvame' en las tardes por primera vez en doce años. La cadena de Mediaset inicia esta semana la emisión de este serial.

Aunque a muchos podría sorprender que en plena época de las series en 'streaming' y sin publicidad vuelvan a triunfar los seriales de las generalistas, estos productos audiovisuales siempre han estado presentes. Defenestradas por su carácter popular y su poca profundidad conceptual, las telenovelas han sido históricamente un producto rentable para las televisiones, pero muy castigado por la crítica. Aun así, series como 'Dallas' o 'Dinastía', las telenovelas latinas después y ahora las turcas, han acumulado millones de espectadores fieles a lo largo de los años; televidentes dispuestos a seguir –y a sufrir– las terribles vivencias de sus personajes.

Lejos de ser una invención de las cadenas de televisión, el melodrama parte también del Hollywood dorado, aunque no fue hasta los años 50 cuando alcanzó las mayores cuotas de popularidad en los cines. A diferencia de los posteriores seriales interminables, el género mantenía entonces todos los elementos positivos como la técnica, las interpretaciones, las historias y el éxito en la taquilla. En eso tuvo mucho que ver el director de origen alemán Douglas Sirk, que entre 1953 y 1959 elevó el melodrama a sus cotas más altas de perfección.

os personajes de Rock Hudson y Lauren Bacall sufren sin medida durante buena parte de la película.
os personajes de Rock Hudson y Lauren Bacall sufren sin medida durante buena parte de la película. RC

A pesar de que la crítica siempre consideró 'Imitación a la vida' (1959) como su obra cumbre, fue con 'Escrito sobre el viento' (1956) con la que obtuvo su mayor éxito comercial en la taquilla. El realizador contaba por sexta vez con Rock Hudson como protagonista (de un total de nueve al final de su carrera); al que se sumaba en esta ocasión Lauren Bacall, que espoleada por su marido ( Humphrey Bogart) veía en este proyecto la oportunidad de relanzar su carrera y –por qué no– luchar por un Oscar en unos años en los que hacer este tipo de personajes aún se reconocía en la Academia. Junto a las dos estrellas emergieron unos secundarios de lujo: Robert Stack y Dorothy Malone. En el caso de ella –que se dio a conocer como la bibliotecaria que tiene un fugaz romance con el personaje de Bogart en 'El sueño eterno' (1946)– consiguió llevarse a casa el único Oscar que la película recibió aquel año de un total de tres nominaciones.

La historia tiene todo lo que se esperaba del género. Dos hombres enamorados de la misma mujer, amores no correspondidos, crímenes, un aborto involuntario y la muerte de alguno de sus protagonistas. Pero lo que años después pasó a ser normal en el discurso narrativo, era entonces una innovación de la que Sirk fue uno de sus inventores junto a otras figuras de Hollywood como William Wyler, aunque en este caso con estilos muy diferentes.

El éxito de Sirk

Nacido en Alemania, Sirk tuvo un papel relevante en el teatro y en el cine antes de la llegada de los nazis. Tras huir a Estados Unidos en 1937, fue requerido por la Warner, productora en la que realizó sus primeros trabajos. Ya en la década de los 50, el director fue contratado por la Universal Pictures, compañía con la que rodó sus películas más relevantes. En aquellos años no solo recuperó el trabajo de John M. Stahl con filmes de la talla de 'Imitación a la vida', 'Sublime obsesión' e 'Interludio' (todas con títulos homónimos del director y productor), sino que presentó otros trabajos completamente originales de gran éxito como 'Obsesión', 'Solo el cielo lo sabe', 'Ángeles sin brillo' y la propia 'Escrito sobre el viento'.

En esta última, Sirk aprovecha todos los elementos para crear una atmósfera lo más artificial posible y potenciar así la historia. El realizador insistió al director de fotografía, Russell Metty (que trabajó en varias de sus películas) en la necesidad de saturar al máximo el technicolor, especialmente en escenas claves de la película como la del bar. Esta puesta en escena se suma a un guión ágil sin grandes discursos pero sí con sobrecogedoras omisiones que deben ser entendidas por el espectador, lo que demuestra que el melodrama de Douglas Sirk está muy lejos de los productos algo simplones que surgieron muchos años después.

El 'salto del tiburón'

Durante los siguientes años (60 y principios de los 70), las cadenas de televisión americanas se llenaron de propuestas que tenían más que ver con comedias, series policíacas y algún show musical. Sin embargo, a finales de los 70 aparecieron las series melodramáticas, unas 'super soaps' interminables en las que desaparecieron los personajes pegados a la realidad para dar paso a otros más inaccesibles. Familias ricas con problemas de ricos, y siempre alimentados por caracteres malvados que iban dando juego a la historia. O lo que es lo mismo, historias que podrían estar sacadas de la cabeza de Sirk, pero alargadas hasta la extenuación.

De todas ellas la más relevante fue 'Dallas', la telenovela que relataba la historia de una familia en un contexto en el que los personajes buenos eran una excepción. En 'Dallas', de hecho, aparece uno de los malvados más icónicos de la historia de la televisión, J. R. Ewing. Creada por David Jacobs y emitida entre el 2 de abril de 1978 y el 3 de mayo de 1991 en la cadena CBS, la producción se desarrolló en 397 episodios de 45 minutos, un episodio de 70 minutos, dos telefilmes de 90 minutos y otro de 135 minutos. Aunque fue la más relevante, esta serie fue seguida de otras como 'Dinastía' o 'Falcon Crest'; esta última con la malvada Jane Wyman, papel encarnado por Angela Channing.

Protagonistas de 'Cristal'.
Protagonistas de 'Cristal'. RC

Una de las grandes 'aportaciones' de este subgénero que fue adoptado por el siguiente producto que triunfó -las telenovelas latinas- no es otro que el llamado 'salto del tiburón', un recurso narrativo que consistía en que algunos personajes (algunos protagonistas y otros menos) aparecían y desaparecían sin demasiada coherencia, a veces incluso encarnados por otros actores o actrices.

En España y ya con la llegada de los años 90, los seriales americanos dieron paso a las producciones latinas. Aunque hay decenas de ejemplos que triunfaron, por encima de todas ellas está 'Cristal': 250 capítulos que llegaron a tener hasta 18 millones de espectadores en el año 1990. Fue de las primeras veces que estas series se emitían a la hora de la siesta, y fueron el comienzo de una ristra de productos similares que también obtuvieron un gran éxito, como 'Topacio', 'La Dama de Rosa', 'Rubí' o 'Abigail'.

'Betty, los Gavilanes y las turcas

Lejos de agotarse las ideas, el siglo XXI comenzó fuerte en las audiencias. 'Betty la fea' apareció con una fuerza arrolladora contando la historia universal del patito feo que se convierte en cisne. A pesar de durar solo dos años (de 1999 a 2001), en 2010 fue incluida en el Guinness Records como la telenovela más exitosa de la historia de la televisión. Fue emitida en más de 180 países, se dobló a 25 idiomas y contó con al menos unas 28 adaptaciones alrededor del mundo (incluida España), siendo la telenovela que más adaptaciones ha tenido. Especialmente relevante fue el capítulo de la boda entre Armando y Betty, en el que cantó como invitado el propio Armando Manzanero.

No llegó a los niveles de Betty, pero 'Pasión de gavilanes' fue la auténtica protagonista de las tardes de 2005 en la televisión española, aunque no fue este el único país en el triunfó. Chile, Bulgaria, Serbia, Rumania, Panamá, Puerto Rico, China, Israel, Rusia, Paraguay, Ecuador, Perú, Costa Rica, República Dominicana y Polonia, entre muchos otros, emitieron la serie con igual éxito. Eso sí, la segunda temporada (primero en Netflix y luego en Mediaset) no parece haber encontrado el consenso del público.

Y es que la audiencia de estos últimos parece haberse olvidado de países como Venezuela y Colombia. Las producciones turcas copan ahora las audiencias con producciones como 'Mujer' (la primera con la que Antena 3 obtuvo resultados relevantes), 'Love is in the air', 'Infiel' o 'Madre'. Lejos de presentar escenografías de cartón piedra como otros productos anteriores, estas series enseñan grandes y lujosos escenarios copados por guapísimos actores y actrices. Eso sí, aunque hayan pasado 70 años desde que Douglas Sirk estrenara sus grandes melodramas, el éxito sigue estando en el fondo de esas historias. Así lo definió en los años 50 el crítico Roger Ebert, que aseguró que el triunfo de estas propuestas se basaba en unos personajes tratados con solemnidad dentro de un «malvado y perversamente divertido melodrama».

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