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Protagonistas de 'Derry Girls'. RC
'Derry Girls': cuando lo local es universal (y cachondo)

'Derry Girls': cuando lo local es universal (y cachondo)

Para las protagonistas es más dramático que se les llene la cara de granos o no poder ir a un concierto que un aviso de bomba en un puente

Lunes, 24 de octubre 2022, 05:48

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Comenzar una serie a ritmo de The Cranberries y tres chiquillos tachando el 'London' del cartel de 'Welcome to Londonderry' mientras un vehículo del ejército inglés pasa por su lado sin percatarse, ya nos coloca en situación: Irlanda del Norte, los 90 y los Troubles, tan acertadamente analizados por Patrick Radden Keefe en su libro 'No digas nada'. Pero pronto nos daremos cuenta de que el principal inconveniente de Derry no lo constituye el conflicto armado, sino el hecho de ser un lugar pequeño y asfixiante: «El problema de vivir en Derry es que no hay donde esconderse. Todos conocen a todos y lo saben todo de todos». Es el inicio del diario de Erin Quinn, una de las adolescentes protagonistas de 'Derry Girls'. Y para ella y su pandilla es más dramático que se les llene la cara de granos o no poder ir a un concierto que un aviso de bomba en un puente; eso es solo un molestia que les impide llegar a tiempo al colegio. Interiorizar el conflicto es la única forma de sobrevivir a la barbarie.

Lisa McGee, creadora de la serie y nacida y criada en Derry, sabe de lo que habla. Por eso nos describe magistralmente a un grupo de chavales patosos que pasan la edad del pavo en medio del conflicto de Irlanda del Norte: Erin, la intensa con cara de goma (no se pueden hacer más muecas por frase), su pirada prima Orla, la obediente y estudiosa Clare, Michelle, una choni deslenguada de aros enormes y James, su primo, que acaba en el colegio de las chicas para que no le peguen palizas en el instituto masculino por ser inglés. 'Derry Girls' es la versión irlandesa y divertidísima de 'Las niñas', de Pilar Palomero.

Y si hay chaveles que van a un colegio católico, hay familia y hay monjas, claro: por un lado, los padres, el abuelo y la tía de Erin, todos tan chiflados como ella y, por otro, la hermana Michael, tan harta de la vida como de los alumnos («Si alguien se siente ansioso, preocupado o tal vez solo quiere charlar, por favor, no me venga llorando») y con más cuchillas de afeitar en el cerebro que Billy Wilder.

Con una banda sonora repleta de grandes éxitos del pop que no puedes dejar de tararear (además de The Cranberrys, a lo largo de sus tres temporadas escuchamos a Genesis, The The, Take That, The Proclaimers, Fatboy Slim, Spice Girls o Los del Río y su 'Macarena'), la serie es un festival de nostalgia adolescente que no cae en lo sentimentaloide gracias a diálogos ingeniosos y rápidos, personajes dibujados con tiralíneas (que no caricaturizados), situaciones disparatadas y un humor ácido y cafre.

Introducir la violencia de manera natural

Pero, además, 'Derry Girls' consigue algo muy difícil: introducir la violencia que se vive en ese momento de una forma natural, orgánica, ya sea a través de los inconvenientes cotidianos que acarrea una situación armada, de las noticias de la radio y la televisión (aunque el verdadero problema de la familia de Erin cuando se les estropea la tele es no poder ver el capítulo de 'Coronation Street') o de las canciones: 'Zombie', el tema que compuso The Cranberries inspirándose en la muerte de dos niños en el atentado del IRA en Warrington en 1993, suena en el cierre de la segunda temporada mientras las protagonistas aparecen bañadas en sangre, en una suerte de remedo de 'Carrie'.

Y si las dos primeras temporadas son una delicia, la tercera y última no se queda atrás. Llena de cameos y actuaciones estelares, como las de Liam Neeson o Damien Molony, actor al que conocemos por 'Being Human' y por la estupenda 'Crashing' (con una Phoebe Waller-Bridge pre 'Fleabag'), la temporada se desarrolla durante las conversaciones del proceso de paz, justo la época en la que las chicas están esperando los resultados de su examen final de bachillerato. Y esos últimos siete episodios nos llevan hacia un grandioso, enorme capítulo final que emociona hasta el tuétano, ya hayas nacido en Irlanda del Norte o en Orejilla del Sordete. Que lo local puede ser universal lo sabemos desde El Quijote. Ahora, también, por 'Derry Girls'.

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