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Crítica de 'One Piece': una fabulosa aventura

Crítica de 'One Piece': una fabulosa aventura

Los amantes del manga y anime, léase cómic y animación oriental, están de enhorabuena con la adaptación fantástica, con actores de carne y hueso, de la obra de Eiichiro Oda

Viernes, 8 de septiembre 2023, 07:17

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Unanimidad poco habitual entre los seguidores del material original a la hora de valorar el salto de las viñetas y los dibujos animados a la imagen real. Un hecho inaudito en las redes sociales que coloca 'One Piece' como la ficción del momento. Quizás de la década, o más, porque el futuro que tiene por delante esta historia coral de piratas es brillante y su primera aparición sobre papel ya tiene unos cuantos años. El popular cómic, obra del mangaka Eiichiro Oda, que ha dado pie al nuevo pelotazo de Netflix -participando, además, su propio autor como asesor-, lleva publicándose desde finales de los años 90, con más de cien volúmenes editados y la friolera de más de medio millón de copias vendidas, y subiendo, a nivel mundial. Todo un fenómeno interplanetario que se ha visto traducido a una serie de ocho episodios con un acertado reparto de carne y hueso que está convenciendo al grueso de sus seguidores, contra todo pronóstico, tras la tibia acogida de las imágenes de avance en Internet. Criticar antes de ver es tendencia en las redes sociales, el innoble arte de la pre-crítica. Afortunadamente, hay excepciones que rompen la regla.

Es más, ha sorprendido sobremanera el acabado de 'One Piece', una adaptación que mantiene el espíritu de su punto de partida y mima lo que más engancha a su potencial audiencia: los entrañables personajes. El casting es soberbio, encabezado por el mexicano Iñaki Godoy ('¿Quién mató a Sara?), al que le va como anillo al dedo el rol de Monkey D. Luffy, el motor de la aventura, un chaval obsesionado con ser el mayor cazador de tesoros del mar abierto. Su contagioso entusiasmo engancha al resto de sus compañeros de gestas, cada uno con una cualidad física muy especial. En su caso es capaz de estirarse hasta el infinito. Su cuerpo es de goma debido a la ingesta de una rara fruta demoniaca que le otorga tan divertido poder. La virtud sobrenatural de comportarse como un chicle gigante da pie a momentos desternillantes y giros inesperados que ayudan a avanzar en el enredo marino.

'One Piece' comienza como toda buena hazaña protagonizada por bucaneros, con cientos de saqueadores echándose a la mar en busca del tesoro escondido de uno de los mayores corsarios de la historia de la piratería. Comienza una edad dorada para los filibusteros y Luffy y compañía, los Sombreros de Paja, nombre bajo el cual se mueven surcando el océano, no piensan perdérselo. Encontrar el One Piece que da título a esta delirante ficción es el objetivo, atravesando las aguas turbulentas, repletas de peligros y sorpresas. En su cometido se cruzan con numerosos personajes estrafalarios que también quieren hacerse con el preciado botín. Ser el mejor capitán de barco, el pirata más famoso, es la excusa perfecta para describir las andanzas de un grupo de marginados a los que une una creciente amistad, tema central de la propuesta. En esta aplaudida primera temporada la tripulación del Going Merry, el navío con una gigantesca cabeza de carnero en la proa, se va reuniendo, episodio a episodio, mientras se presentan con detalle los personajes principales de un invento cuyo anime, con cientos de entregas, ha enganchado a millones de espectadores de todas las edades.

Inevitables cambios

Resulta exagerado tachar a 'One Piece' como la única versión decente que ha tenido un anime en live action, una aseveración extendida en las redes sociales. Cierto es que hay algunas versiones tremebundas, especialmente en formato largo, como 'Dragonball Evolution' o la reciente 'Los Caballeros del Zodiaco', pero la serie 'Cowboy Bebop', también apadrinada por Netflix, no era tan terrible a pesar de su indudable fracaso y existen numerosos títulos que han tratado bien el material de partida, tanto películas como series: 'I´m a Hero', 'Alice in Borderland', 'Kenshin, el guerrero samurái', 'Old Boy'... por tomar algunos ejemplo obvios. Si algo destaca en la producción que nos ocupa, con capital estadounidense -un dato importante para su acogida global- es la alegría que contagia, como su protagonista principal, a pesar de contar con algunas inevitables refriegas sangrientas.

Hay peleas, bien coreografiadas, coronando un espectáculo que parece una oda al cosplay, en el buen sentido. La conversión del papel, o el cartoon, a la imagen real es cuidadosa (hay detalles físicos señalados, perfectamente comprensibles). No hay grandes cambios que rechinen a los conversos, los guiños a la audiencia fiel al material original son constantes, sin que afecte a la comprensión del conjunto por parte de los profanos. Los guionistas han contado con una ventaja que no tenía la materia prima: saben hacia dónde van los personajes, sus relatos personales, y pueden anticiparse a sus circunstancias, sembrar en el camino, a diferencia del cómic. El desarrollo, en este sentido, es fantástico, con el añadido de gags y escenas de acción desvergonzadas. Se adelantan acontecimientos, se mueven en el espacio-tiempo y algunos personajes no entran igual en juego, pero las novedades no provocan ningún shock.

Sin un gran alarde de presupuesto, consciente de sus limitaciones, sobre todo en el terreno de los efectos visuales, 'One Piece', positiva a rabiar, con un reparto diverso y ejemplar, lanza un toque de atención a las franquicias de Disney. El gigante durmiente se ha despertado del todo con una propuesta fresca y emocionante, con alma de aventura, que respeta su atractivo inicial sin grandes licencias. La historia se apoya en suculentos flash-backs para añadir información a los personajes, con sus peculiaridades, con la amistad por delante. No faltan, por supuesto, las trazas de culebrón en un producto para todos lo públicos, con algo de hemoglobina… ¿o mermelada? Hay momentos calcados del material original, para lo bueno y lo mano. Con algunos altibajos, difíciles de esquivar en el formato serializado, hay reproches posibles para una serie que propone un universo imaginativo, con sus propias reglas, sin cortarse a la hora de picotear géneros. Si te dejas llevar por la fiesta, el viaje junto a Zoro (Mackenyu), el espadachín de pelo verde con tres katanas al cinto; Nami (Emily Rudd), la ladrona de ojos claros, lista a rabiar; Usopp (Jacob Gibson), esquivo pero enternecedor, con un ojo brutal para acertar en el blanco con su tirachinas; y tantos otros seres estrafalarios, es entretenido, extraordinario y fabuloso. La grotesca pandilla te roba el corazón.

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