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Series Movistar | 'Caza al culpable': la culpa propia y ajena

'Caza al culpable': la culpa propia y ajena

Lo más aterrador de la serie es que nos ponga frente al hecho de no saber qué hacen nuestros hijos cuando salen de casa, cuando ya no están bajo nuestro amparo

Lunes, 28 de noviembre 2022, 07:34

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No es fácil volver a contar lo de siempre de una forma original. Lo de siempre es lo del policía divorciado, problemático y obsesionado con descubrir al criminal. Lo de la forma original es narrarlo en 24 horas a través de 8 episodios y 8 sospechosos. Y eso es lo que hace 'Caza al culpable', el thriller de Movistar Plus.

Pero la singularidad formal no es tal, ya que la gran apuesta de Channel 4 es una adaptación británica de la serie danesa 'Forhøret'. Parece que la televisión del Reino Unido, que nos ha dejado policíacas absolutamente memorables como 'Happy Valley', 'La caza' o la imbatible 'Line of Duty', la única capaz de sustituir a 'Principal Sospechoso' (y a Helen Mirren) en nuestros corazones, está de capa caída cuando tiene que recurrir a versionar una serie europea. Brexit, ma non troppo.

La mayor aportación británica a la producción, además de la reescritura de Matt Baker ('Profesor T'), es un reparto de lujo: Richard E. Grant, Anne-Marie Duff y Joely Richardson, entre otras caras conocidas. Y, al frente, el siempre eficiente norirlandés James Nesbitt, uno de los grandes de la televisión ('The missing') y del cine británicos (con películas como 'Bloody Sunday', la magnífica obra de Paul Greengrass sobre la masacre de Derry en 1972). En 'Caza al culpable', Nesbitt interpreta a Danny Frater, un policía que, llamado a la morgue para identificar el cadáver de una chica, descubre con horror que es su hija, Christina. A Frater no le convence la versión oficial del suicidio, por lo que se lanza a investigar por su cuenta las últimas horas de la vida de Christina, con la que no tenía relación desde hacía años, para averiguar qué es lo que ha sucedido en realidad.

A partir de ese motor argumental, cada episodio de 23 minutos es un cara a cara entre Frater y las personas relacionadas, en mayor o menor medida, con la muerte de su hija: la que era su mujer, la amiga, el camello... interrogatorios sucesivos donde el detective va reconstruyendo la vida de la joven. Y eso es, precisamente, lo más aterrador de 'Caza al culpable', que nos ponga frente al hecho de no saber qué hacen nuestros hijos cuando salen de casa, cuando ya no están bajo nuestro amparo, cuando comienzan a convertirse en desconocidos y no sabemos cómo reconectar con ellos.

Frater quiere saber quién tiene la culpa de la muerte de Christina porque también ha de lidiar con la suya propia: experimenta un extraordinario remordimiento al ver que el tiempo perdido no se puede recuperar, y sufre la mala conciencia derivada de la desatención hacia su hija: si hubiera estado pendiente de ella ¿podría haberse evitado ese final trágico? Por ello, buscar al culpable y atraparlo es la única forma de redención que encuentra el policía. Pero, en lugar de toparnos con un trabajo al estilo de Paul Schrader, el maestro experto en purgación de pecados, nos topamos con una serie que pone el acento en hallar al responsable del asesinato, y que se configura como una producción demasiado teatral, encorsetada por la estructura narrativa y basada en conversaciones (repetitivas a veces) que se desarrollan en escenarios tan típicos del 'noir' como un hipódromo, un club de striptease o uno de boxeo. Nada nuevo bajo la niebla londinense.

Al margen de estas cuestiones, 'Caza al culpable' se ve del tirón gracias a la corta duración de sus episodios, a las interpretaciones de campanillas y al interés en encontrar al culpable. Y en Channel 4 ha sido un éxito su emisión. A ver si es que algunos españoles les pedimos más a las series policíacas venidas de Reino Unido que los propios británicos.

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