Quién te ha visto y quién te ve

Pero, si me permiten, esta plaza en Euroliga me ha hecho rememorar épocas pasadas. El éxito del CB Gran Canaria siempre ha sido su humildad y este sueño que hoy vivimos es para disfrutarlo sin perder de vista los orígenes. Mi memoria está llena de flashes. Aquellos partidos en Tamaraceite, la sede social en Pío XII frente al Estadio Insular en las que pasé horas y horas a la búsqueda de información, aquellos anhelos por poder lograr algún día una plaza en ACB, el paseo matutino por La Alhambra con Lisandro Hernández antes de afrontar una eliminatoria decisiva en el polígono industrial de Albolote contra el Oximesa, alguna celebración junto al añorado Greg Stewart, las anécdotas con el siempre recordado Langue, las reflexiones de Manolo Hussein, las canastas compartidas en Tafira con Berdi Pérez -hoy director deportivo de la entidad-, algunas confidencias con John Morton o el peregrinaje por el Centro Insular. Quedan muchas más, pero siempre se han mantenido los principales cimientos de familiaridad.

Año a año se han ido subiendo peldaños difíciles de superar, pero este Gran Canaria siempre nos sorprende. La Euroliga debe servir para que el empresariado vea en el club un escaparate con unas posibilidades enormes y que poco a poco la entidad vaya desligándose de su propietario actual, el Cabildo. ¿Se imaginan a la UD Las Palmas jugando la Liga de Campeones?

Este caramelo que nos endulza en la actualidad no debe tener amarguras. Este paso por la Euroliga debe ser festivo y para disfrutar al máximo. La exigencia será enorme, con un calendario terrorífico que exigirá un incremento presupuestario mayor, pero no es época de quejas sino de afrontar el reto con orgullo. Se presenta una ocasión de oro para Gran Canaria y para la isla. El mejor baloncesto de Europa pasará por el Gran Canaria Arena cada semana. La denominada Turkish Airlines Euroleague desembarcará en un isla que sonará con fuerza por toda Europa. El baloncesto en Gran Canaria está de enhorabuena.