Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Que tropezamos una y otra vez con la misma piedra es algo sobre lo que nos advierte el refranero. Es tan cierto como que no aprendemos hasta que llega el momento en el que ya no hay vuelta atrás.

Son tan variadas como ciertas las excusas que ponemos. La principal es que el ritmo de nuestro día a día nos come. Nos supera y, por tanto, nos dejamos llevar. Cerramos los ojos (metafóricamente) y tiramos para adelante. Nos olvidamos de muchas cosas, incluido de nosotros mismos.

Las consecuencias siempre las acabamos pagando de la misma forma. Una y otra vez. Y eso que cada vez que llega el momento crítico, nos decimos que se acabó. Que ha llegado el momento de cambiar y de invertir el orden de las prioridades. Ese espíritu revolucionario, de enmienda, nos dura un abrir y cerrar de ojos.

En mi caso, el punto de inflexión suele ser siempre el mismo. Se trata de mi lumbago. Cuando se manifiesta el dolor, cuando me quedo como la Torre de Pisa y atarme los cordones de los zapatos se convierte en una hazaña tan dolorosa como utópica, vuelvo a darme cuenta de que ha llegado el momento de poner el freno y reflexionar.

El cuerpo, en este caso la parte inferior de mi sufrida espalda, ha gritado. Pide que pare. Que ya está bien de tanto estrés, de dejarme llevar por mil y una cuestiones, y que conviene que comience a escuchar lo que mi organismo me indica.

Soy alérgico a los tratados y a los libros de autoayuda. Pero de ahí a no escuchar las indicaciones del propio cuerpo va un trecho largo. Es verdad que antes del aullido, el organismo intenta avisarnos, pero muchos de los toques que nos da son tan sutiles que ni nos percatamos de los mismos.

Encaminada como llevo la fase final de la ansiada recuperación, tengo que reconocer que soy consciente de dos cuestiones importantes y que ambas generan una importante paradoja. Voy a agudizar el oído para escuchar los avisos y parar antes de que sea demasiado tarde. En cuanto pasen unas semanas, la rutina se impondrá, el día a día volverá a mandar y todo se quedará en agua de borrajas...

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios