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Los que quieren borrar el recuerdo

Los que quieren borrar el recuerdo

Jueves, 1 de enero 1970

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Ahora resulta que nadie en el PSOE quiere recordar la campaña de acoso y derribo a Pedro Sánchez. Como también ahora resulta que en el Partido Socialista en Canarias no gusta que se recuerde quiénes estaban con Susana Díaz, quienes pusieron mil zancadillas a Sánchez y los poquitos que acompañaron a Patxi López en su gira. Pero resulta que están las hemerotecas para cubrir los huecos del olvido... o del pretendido olvido, porque no hace tanto de aquellos hechos.

La victoria de Pedro Sánchez tiene muchos padres y madres: todos los que estaban contra él. Fue tal el cúmulo de torpezas y fue tal el grado de ensañamiento contra su persona, que al final lo convirtieron en una víctima. Y ya se sabe que el público suele ponerse del lado del más débil. La exhibición de poderío orgánico que hizo Susana Díaz y en especial aquella puesta en escena en Madrid con los viejos santones del partido fueron la guinda. Pero una guinda extremadamente amarga, por no decir que envenenada, pues se volvió contra la propia Díaz. También ella puso mucho de su parte: pasó tanto tiempo entre aquel Comité Federal de la defenestración y el día que anunció su candidatura, que el tiempo entre una cosa y otra parecía una burla a la militancia, que era perfectamente conocedora de que ella estaba en el centro de la operación contra Sánchez.

Respecto a lo de Canarias, imagino cuántos la noche del domingo se pasaron horas y horas borrando los muchos mensajes que mandaron dando instrucciones para no acudir a los actos de Sánchez en su gira por Gran Canaria y Tenerife. Pero incluso así, da igual: esto es pequeño y todavía no hay amnesia generalizada. De la misma forma que también espero que aquellos que tienen responsabilidades orgánicas y cargos públicos y siempre estuvieron con Sánchez no vayan ahora a sacar la guillotina a la plaza pública para ajusticiar a los de Díaz. Porque, les guste o no, socialistas son todos y solo con un bando no se recupera un partido que perdió a buena parte de los votantes precisamente cuando era Sánchez quien administraba la herencia que le dejaron Zapatero y Rubalcaba -con el añadido de que precisamente ese legado fue el que dio pie a la aparición de Podemos-.

Los más pesimistas sostienen que, tras lo del domingo, estamos ante el inicio del fin del PSOE. Y puede que acierten. Pero hasta en los finales hay que mantener la dignidad. Los que pierden y los ganan, porque, si se cumple el vaticinio, todos serán responsables de poner The End junto a las siglas.

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