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Reconozco que a los que se dedican a la docencia los envidio por dos cuestiones: por tener un horario laboral fijo y por disponer de un periodo vacacional anual que ya lo quisiera el resto.

Este año, mi admiración hacia este gremio se va a disparar. No hacia todos los docentes, sino hacia los que ejercen en los centros que se han inscrito en la deleznable liga de deportes electrónicos, que se ha sacado de la chistera el actual y maravilloso gobierno autónomo.

Según la actual consejera, se trata de «un proyecto educativo». La inteligencia del lector que tuvo la paciencia de leerse la entrevista que ayer se publicó en este periódico, donde Soledad Monzón justificaba lo injustificable en torno a este asunto, no merece que le hagamos perder el tiempo sobre sus bochornosos argumentos.

Prefiero, repito, fijar mi mirada en los profesores de los centros educativos cuyos alumnos competirán en ese negocio privado/liga. Los participantes, la verdad, me importante un pepino. Allá ellos con su presente y futuro y lo mismo para los iluminados de sus padres, que han permitido que se inscriban.

Cuando estudiaba, tanto en la extinta EGB como en el instituto, recuerdo que había dos tipos de héroes alentados por los profesores.

Por un lado estaban los que sobresalían en atención y rendimiento, con unas notas magníficas. Por otro lado, estaban aquellos alumnos que suplían sus carencias intelectuales con esfuerzo y largas sesiones de codos, por las tardes y por la noche, en sus respectivas casas. Gracias a eso sacaban adelante los cursos con una dignidad digna de toda admiración. Ahora, en los centros a los que aludí al principio, los héroes para el resto de alumnos serán los que metan más goles, maten más trolls o alcancen las mejores puntuaciones en los distintos e-Sport. El lado opuesto lo ocuparán los mejores atletas –físicos–, los que mejor leen, escriben y resuelven las ecuaciones matemáticas. Ahora pasarán a ser unos parias, simples ecos de un pasado remoto dentro de la Canarias educativa del siglo XXI, diseñada por las empresas de videojuegos, las operadoras de telefonía, la UD Las Palmas y el CD Tenerife.

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