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Lo que se espera del nuevo PSOE

Jueves, 1 de enero 1970

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El Partido Socialista cierra hoy un Congreso Federal que materializará, desde el punto de vista del liderazgo, el retorno de Pedro Sánchez al centro de la escena política nacional. Gusten o no su estilo, sus propuestas y su calculada indefinición ante desafíos como el del soberanismo catalán, nadie puede discutirle la legitimidad para iniciar esta segunda etapa, pues el resultado de la votación entre los militantes fue esclarecedor: se presentaron tres candidatos y Sánchez recibió uno de cada dos votos.

Pero desde su caída en aquel tormentoso Comité Federal hasta hoy han pasado muchas cosas y el escenario no es el mismo. Destacan, junto al ya mencionado reto del independentismo catalán, el nuevo mandato de Mariano Rajoy, con un Gobierno monocolor pero en minoría parlamentaria, y la celebración esta misma semana del debate de una moción de censura que se sabía condenado al fracaso, pero que ha permitido a Pablo Iglesias y a Podemos presentarse como el partido de referencia en la izquierda. Así las cosas, de Sánchez se espera mucho más que la mera reproducción de aquel «No es no» que le dio tanta popularidad como puertas le cerró, empezando por las de sus barones territoriales y otros cenáculos de poder. Ahora Sánchez y el nuevo PSOE que sale del Congreso Federal han de dar respuestas concretas a Puigdemont y compañía, deben reinventar su papel en un escenario donde Rajoy tiene casi asegurada la legislatura si renueva el voto de CC y NC en favor de los Presupuestos

Generales del Estado de 2018, y tienen que aclarar si su estrategia de futuro pasa por desmarcarse de Podemos o aceptar el guante que les tendió Iglesias en la segunda jornada del pleno de la censura.

También Canarias mira hacia el PSOE en busca de respuestas. Para empezar, sobre la influencia de la nueva dirección federal en un partido en las islas que continúa en manos de una gestora. El congreso regional está a la vuelta de la esquina y ha de despejarse no solo la incógnita de quién ocupará la secretaría regional, sino qué Partido Socialista va a encontrar la sociedad canaria ahora que no está en el Gobierno: ¿un PSC que intentará a corto plazo que sus 18 votos en el Parlamento canario actúen, junto a otros partidos, como pieza de cambio o bloqueo de decisiones de la mayoría que están configurando CC, PP y ASG?, ¿o un Partido Socialista que maniobrará a corto plazo que no se consolide este nuevo bloque?

Es, por tanto, un tiempo nuevo que exige concreción. Al PSOE de Pedro Sánchez le toca mover ficha tras el apoyo recibido, pero ha de hacerlo sin rencor y teniendo presente que cualquier error puede tener un precio muy alto: la volatilización de los votos, como ha sucedido en Francia, donde el socialismo tradicional es ahora casi una fuerza residual.

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