La reacción de Antona
Que no hubiera pacto ha dañado evidentemente la posición de los populares en cuanto que esta semana han tratado de justificarlo diciendo que no ha sido posible no por Fernando Clavijo sino por la complejidad interna de CC. Es razonable aunque suene a pretexto rebuscado. Pero no lo explica todo. Clavijo está cómodo, muy cómodo, y suscribir un acuerdo con el PP implicaba remover los intereses nacionalistas por cada isla; conllevando un precio para Clavijo que nunca igualaría los beneficios de compartir el Gabinete con los populares. Y el error del centroderecha fue no preverlo, pensar que todo sería sencillo y rápido después del espacio que dejó abierto NC tras respaldar las cuentas de Mariano Rajoy.
Asier Antona vuelve al punto de inicio. No igual, pues destapó sus cartas (la querencia de entrar ya en el Ejecutivo) y ha quedado en tierra de nadie. Pero aún tiene opciones de hacer que el PP sea el pivote esencial por el que la oposición en su conjunto recrudezca la evidencia de la minoría parlamentaria de Clavijo. Dicho de otra forma, puede cobrárselas en cierta medida. Esto no pasa por cuestionar la gobernabilidad en sentido estricto en cuanto que Rajoy necesita el escaño de CC en Madrid. Pero hay otros asuntos pendientes, como la regeneración de RTVC y la renovación de los órganos parlamentarios, donde Antona tiene la ocasión de hacerse respetar tras el titubeo, cuando no confusión deliberada, que Clavijo le ha tendido en los últimos meses.
Para Antona lo importante no es la reacción (la del portazo que le ha brindado Clavijo) sino su reacción a la reacción (lo que justo haga ahora Antona). Y es aquí donde Antona no puede ceñirse al pataleo propio del atrapado y ofuscado que no sabe sobreponerse. Es justo en este momento cuando Antona, más allá de los límites que determina las necesidades de La Moncloa, puede generar un escenario de serios avisos parlamentarios a Clavijo. Y es aquí, en lo que haga a partir de septiembre, cuando Antona se expondrá ante la opinión pública como un forzado sacrificado ante Clavijo por orden de Madrid o como un político de raza capaz de sortear adversidades, obtener réditos de escenarios complejos y demostrar un liderazgo que todavía aspire a comerse el espacio electoral del centroderecha isleño de cara a 2019. Da igual ya lo que le haya hecho CC (y también Clavijo) sino como Antona reaccionará al desplante.
Solo dependerá de Antona convertirse en un dirigente teledirigido por las circunstancias o en un jefe de filas de largo recorrido para el PP tanto en Canarias como en potenciales lanzamientos a nivel estatal con el tiempo. No es el ninguneo que le ha marcado CC a los populares lo que en este instante importa sino cómo reanude su marcha Antona. Es su ocasión, su nueva oportunidad, la que estampe en lo que resta de legislatura en el Archipiélago que los deterioros políticos de las diversas siglas sea uno u otro. Ya nadie va a remover nada. Pero sí todos (y especialmente el PP) pueden pautar la distribución del grado de desgaste. Y eso no tiene precio.