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La hora de los canarios

La hora de los canarios

Jueves, 1 de enero 1970

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Aprovechar, como lo ha hecho Nueva Canarias, una coyuntura política excepcional, la del diputado 176, que, posiblemente, no se dará nunca más, ha sido un gesto de inteligencia política. Lograr un acuerdo que incide directamente en el bolsillo de los canarios, como el descuento del 75% en los billetes a la península, supone un salto cualitativo en las políticas de negociación con el Estado. Los ciudadanos quieren ver y tocar lo que los políticos pactan para ellos, y eso significan medidas concretas frente a las inversiones, obras y subvenciones indirectas, oscurantistas, que reciben otros, y de las que debemos suponer que nos beneficiamos todos.

Coalición Canaria también se ha esforzado y ha sacado un buen pellizco, pero sus propuestas suenan a lo mismo, al chusco mundo del dinero, de las oscuras inversiones, las obras y el caciqueo. Quizás todo lo que hace está contagiado de la sospecha, y por mucho que consigan, lo que traen para Canarias suena a rancio; o quizás es la organización que se ha convertido en un régimen con tintes indefinibles, como esos cuadros abstractos en los que te empeñas en buscar un dibujo coherente con la realidad. Coalición Canaria se ha convertido en una amalgama de intereses sin hilo conductor que seduzca a nadie, que gana porque tiene secuestrada la democracia en un sistema electoral perverso que impide la alternancia política y convierte al que pierde en mayoría y al que gobierna en un régimen adherido al poder como una vieja ventosa. ¿Qué puede salir de un partido desgastado y controlado por múltiples intereses insaciables? Subvenciones y obras. Eso es lo que Ana Oramas pide a Rajoy, porque es la mejor manera de seguir construyendo el régimen clientelar, insularista y populista en el que se ha convertido Coalición Canaria y el Gobierno de Canarias en manos del clavijismo.

Son los herederos y reanimadores del insularismo, que tiene como máxima disfrazar el dinero de todos en inversiones y rebajas fiscales a los empresarios, con la falsa premisa, de que crearán empleo. Muchos años de clientelismo ha demostrado el fracaso del sistema. Seguimos a la cola de bastantes cosas, y del empleo también. Todo lo que CC ha sacado de Madrid ha ido a parar a manos de empresarios, no directamente a los bolsillos de los canarios y en estos presupuestos más de lo mismo, la búsqueda incesante del clientelismo, que, junto al desgastado y corrupto sistema electoral, siguen siendo las piedras angulares de la política nacionalista dominada por ATI.

El contraste con las propuestas de Nueva Canarias, el otro nacionalismo, ha sido estremecedor. Que abaraten los billetes de avión a millones de canarios que viajan entre islas y a la península, repercute directamente en los bolsillos de la gente. Es dinero que veo, que me ahorro, que toco y del que disfruto en una región en la que viajar es como el aire para respirar. El que se desvía a los empresarios no lo controlo, me induce a la sospecha y me produce insatisfacción. Esa es la diferencia también en las políticas fiscales. Bajar impuestos repercute en mi bolsillo y puedo hacer planes con mi dinero y con mi vida. La inversión en servicios públicos, la seguridad de que tus hijos estudien, de que te atiendan si enfermas, de que te garantizan una pensión y te cuidarán cuando envejeces, es otro de los factores que los ciudadanos valoran y miran en su escrutinio de la seguridad que les ofrece el sistema público.

Con estos acuerdos el Gobierno de Canarias dispondrá de mil millones más anuales en sus cuentas, una auténtica lluvia de millones que debe llevarle a tomarse en serio el bienestar de los canarios. El Ejecutivo de Fernando Clavijo está cautivo del superavit de la recuperación económica, incapaz de gestionar el dinero que le entra y entregado a los lobbys y a sus caciques insulares, imposibilitado para una gestión decente, que repercuta en los canarios directamente. Si el Fedecam se convirtió en el Plan Ñ de Zapatero, una ristra de obras menores para el clientelismo político, la lluvia de millones que ahora recibe Canarias irá en la misma dirección, cuando lo deseable es que, después de mejorar servicios como la educación, la sanidad y los servicios sociales, se haga una rebaja sustanciosa de todos los impuestos que pesan sobre los canarios, especialmente el IGIC.

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