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Heridas y cicatrices

Jueves, 1 de enero 1970

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Las marcas en el cuerpo son un mapa minucioso del trayecto de nuestra vida. Cada una cuenta una historia: aquel momento en que falló el freno de la bicicleta, el día en que el juego de manos con tu hermano acabó en el centro de salud o la noche en que las cervezas te jugaron una mala pasada al bajar un escalón...Venimos al mundo sin cicatrices pero este último mes ha enseñado a los nuevos líderes del PSOE y el PP canario qué pronto se acumulan muescas en la exigente política canaria. Duelen, es cierto, pero también deberían ayudar a aprender.

Porque tanto Ángel Víctor Torres como Asier Antona saben hoy lo que conocían de oídas, por letanías de viejos, pero no habían sufrido nunca en su propia carne. Las heridas sufridas por uno y por otro en la intensa temporada verano-otoño de 2017 vienen como es tradición de la mano firme de CC, formación que reparte golpes a diestro y siniestro por muchos que algunos creyeran en julio la quimera de que la minoría implicaba debilidad para los nacionalistas.

Hoy los hasta ahora inexpertos dirigentes del PSOE y PP tienen marcado a fuego un mensaje en su piel: en esta tierra se baila al son de CC con la promesa de tocar poder cuando salga el sol por Antequera. El tatuaje no es nuevo, lo lucen pese a los avances de la tecnología muchos políticos de las Islas que lidiaron en su día por sentarse en la silla que los nacionalistas prestan a su antojo en el Gobierno regional.

Tampoco es novedad que los intereses de Ferraz y Génova sigan jugando sin tapujos con el dolor de sus representantes en el archipiélago. Pedro Sánchez manda a Ángel Víctor Torres a reconstruir puentes con CC de cara al futuro, y el inseguro líder del PSOE canario se abre la camisa al grito de «apuñala mi pecho, Clavijo, que yo lo aguanto todo». Del mismo modo, Asier Antona se parte las dos piernas al garantizar al Gobierno nacionalista la aprobación de los presupuestos a cambio de que Ana Oramas cumpla su parte con las cuentas de Cristóbal Montoro.

La naturaleza, siempre sabia, ayudará a cerrar con rapidez las heridas causadas por estos sacrificios. Los nacionalistas son cum laude en practicar el abrazo de oso, pero no escupen a la víctima hasta chuparle toda la sangre. La experiencia aconseja entonces paciencia a Torres y Antona: quedan por llover aún muchas agresiones pero podrán presumir de sus cicatrices cuando lleguen los nietos.

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