Un triunfo y un suspiro

Porque de la significativa pérdida de votos nadie se acordó entre los sandwiches, refrescos y cervezas que se repartían en la improvisada fiesta que NC y CC organizaron para celebrar el haber mantenido los dos escaños de abril, uno que gana Nueva Canarias y otro que pierde Coalición Canaria para que la representación nacionalista en Madrid continúe sin cambios.

La noche empezó tranquila, con más periodistas que políticos y simpatizantes en el amplio salón habilitado para seguir las elecciones. Pero a medida que los resultados se confirmaban como buenos -el temor a una debacle que eliminase el rastro nacionalista de la capital se había palpado en los últimos días-, la gente se fue animando hasta la llegada del momento grande de la noche, con la entrada triunfal de la comitiva que Pedro Quevedo y María Fernández encabezaban. Vítores y aplausos a ellos y a los Román Rodríguez, Pablo Rodríguez, José Miguel Barragán y compañía, grandes estrellas de la noche en un hotel capitalino en el que inundó la euforia más por haber evitado lo que nadie quería decir en voz alta que por el tibio éxito obtenido.

«El clima y la situación política eran muy complicados, pero hemos sabido adaptarnos y salvar las diferencias para que Canarias tenga voz en Madrid», pronunciaba un exaltado Román Rodríguez, cuyo hermanamiento con Barragán, que puso el punto y final a la feliz noche, levantará ampollas en más de uno.