Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 19 de abril
Un detective de los de antes

Un detective de los de antes

«Lo que sí es verdad es que lo de ir al cine se está pareciendo cada vez más a acudir a un museo. Y eso no es buen síntoma. Si la sociedad pierde sus referentes culturales, y el consumo queda en casa, se pierde interconexiones»

Viernes, 17 de julio 2020, 05:20

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hay películas que sientes que ves en el momento oportuno, como si, de repente, el cine y la vida tuviese ratitos que se entrelazan en algo similar a la plenitud. Eso me ocurrió cuando vi tanto El crack’ (1981) como El crack Dos (1983) dirigidas ambas por José Luis Garci, gracias a ese espacio de cine español que conserva RTVE en horario nocturno en su segundo canal a modo de reserva espiritual para los que ven poca tele. La trama son las andanzas y desventuras de un detective privado, llamado Germán Areta, en un Madrid enlutado por la muerte del dictador y con la UCD en el poder sin que todavía llegasen a La Moncloa los socialistas de chaqueta de pana.

El detective Areta es un hombre que viene de vuelta, que un día pudo escalar a lo más alto de la policía y, sin embargo, sin que nadie sepa explicarlo, se marchó por pundonor cuando tenía el éxito al alcance de su mano. Un tipo duro que, en el fondo, conoce el valor de la amistad, la necesidad de la lealtad y, al fin, aunque no lo parezca, también alberga sus recónditos sentimientos. Solo trata de resistir como un náufrago entre la descomposición social que nos invade. Enseguida te identificas con Areta que trata de conservar la dignidad en un mundo en el que, tanto entonces como ahora, la podredumbre moral y la corrupción carcomen a la sociedad. Y, de hecho, partes del guion de los dos largometrajes valdrían aún hoy para retratar cómo la decadencia asola a la política mientras unos y otros tratan de engañarse.

Resulta que Garci regresa a la cartelera con El crack Cero. Él dice, se estrenó este viernes, que es una obra inesperada. Y yo me pregunto si merece la pena entrar en la sala cuando uno tiene en mente al detective Areta interpretado por Alfredo Landa y que quizá terceras partes fueron malas y que puede ser mejor a veces dejar las cosas como están antes de estropearlas. Si acaso ya lo decidiré. Pero anoche RTVE repuso las dos primeras películas por la noche en sesión continua. Dos joyas que hay que ver de la forma que sea para aquellos que, siendo conscientes o no, lo tienen como tarea pendiente e incluso para los que al presente siguen pensando que el cine español solo factura productos enlatados que se ciñen a los supuestos paletos de las provincias del interior tratando de ligar con las turistas suecas en las playas del desarrollismo económico. Un icono que está empezando a ser estudiado pues ese landismo sirve para interpretar la época de un tardofranquismo que contenía sus propias contradicciones.

Lo que sí es verdad es que lo de ir al cine se está pareciendo cada vez más a acudir a un museo. Y eso no es buen síntoma. Si la sociedad pierde sus referentes culturales, y el consumo queda en casa, se pierde interconexiones. Es decir, lo colectivo se degrada. Aunque puede que al detective Areta, el de la Transición, tampoco le sorprendiese.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios