Tres apuntes sobre el volcán
DEL DIRECTOR ·
Toca sentirse palmero y toca solidarizarseSe disculpó la ministra de Turismo. Menos mal... y miren que le costó, porque Reyes Maroto dedicó todo un día a intentar matizar lo que había dicho sobre lo maravilloso que era tener una erupción y su condición de atractivo turístico. Toda una jornada perdida en reinterpretar sus propias palabras, como si el resto fuésemos tontos y no la hubiésemos entendido. Si desde el minuto uno se hubiese disculpado, habría quedado bastante mejor. Nos quedaremos con el vaso medio lleno, de manera que habrá que dar por bueno eso de que rectifique. Esperemos que la próxima vez cuente hasta diez antes de decir lo primero que se le viene por la cabeza. Y si vuelve a ser protagonista de otra metedura de pata, entonces no es que estemos ante un error, sino ante la evidencia de que el cargo le viene grande. Eso no es un desdoro en sí; lo grave es mantenerse cuando es evidente que uno no supera el listón de lo que se exige para el puesto. Confío en no tener que volver a hablar de Maroto... pero sospecho que me equivocaré por completo.
Descubrir el hecho insular. Televisiones y radios de ámbito nacional, como también los periódicos en sus diferentes soportes han puesto el foco de atención lo que está pasando en La Palma. Se agradecen el interés y el esfuerzo, que sirven también para que más de un tertuliano se entere de la realidad canaria. Porque algunas de las afirmaciones que se escuchan y se leen evidencian lo lejos que estamos, pero no solo en términos geográficos sino de conocimientos generales. De repente son muchos los que se han desayunado con esto del origen volcánico del archipiélago. A ver si los que han venido o los que ahora en platós de televisión de Madrid pontifican sobre cómo afrontar y cómo una erupción también aprenden que cuando el archipiélago habla de sus singularidades y de los problemas derivados de estar lejos y fragmentados, no lo hace por capricho.
Apoyo a La Palma. El Parlamento de Canarias hizo suyas unas palabras que recogen el sentimiento de todos los que vivimos en las islas, e incluso de fuera de esta tierra. Toca sentirse palmero y toca solidarizarse, como también toca unirse a ellos para ser exigentes con que las ayudas oficiales prometidas lleguen pronto. Devolver la normalidad a las zonas afectadas llevará tiempo y costará unos cuantos millones. Y cuanto menor sea el tiempo, mejor, pero ahora, sobre todo, hay que lanzar abrazos. Aunque sean virtuales.