El tráfico y el Ayuntamiento
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Lo que toca es que quienes aspiran a gobernar la capital grancanaria asuman el compromiso de que el Ayuntamiento liderará la soluciónLas Palmas de Gran Canaria cierra una semana especialmente caótica en el tráfico por carretera. Y no es que sea una novedad que los conductores se encuentren con largas retenciones en la circulación, sino que continúa pasando el tiempo y no se ve voluntad alguna de tomar las riendas del asunto para aplicar a corto plazo medidas de alivio y, a medio y largo, actuar en el punto crítico: el embudo que se forma en Alcaravaneras, en el enlace entre la avenida marítima, la conexión con los túneles de Julio Luengo y el tráfico procedente del entorno de Mesa y López.
Esta semana se sucedieron varios accidentes que agravaron la situación. Por suerte no hubo que lamentar daños personales de gravedad, pero las colas kilométricas estaban más que aseguradas. Lo cierto es que incluso sin accidentes hay retenciones, lo que conlleva perder tiempo, una demora que tiene un coste económico; dispara las emisiones contaminantes y, sobre todo, acrecienta la sensación de una ciudad incómoda para el ciudadano. Porque el conductor es tan vecino como el peatón y no hay que 'criminalizarlo', sobre todo porque la promesa de que todo se resuelve con los medios de transporte público no es creíble cuando estos circulan por los mismos carriles atascados. ¿O acaso quienes estos días iban en vehículos de Guaguas Municipales y se vieron inmersos en un atasco no llegaron también tarde a sus destinos?
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, ya no queda tiempo para soluciones políticas de calado. El anuncio por parte de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno canario de la próxima licitación del soterramiento de la plaza de Belén María es un primer paso, pero insuficiente mientras no se resuelva el problema de Alcaravaneras-Torre Las Palmas. Lo que toca, por tanto, es que quienes aspiran a gobernar la capital grancanaria tras los comicios de mayo asuman el compromiso de que el Ayuntamiento liderará la solución. El consistorio no puede ser un testigo ajeno al problema, sino un actor clave que obligue a sentarse en una misma mesa al Gobierno canario, el Cabildo, la Autoridad Portuaria, colectivos vecinales, empresarios del comercio y del transporte para la búsqueda de soluciones, la fijación de un calendario de actuación y la garantía de financiación para los trabajos.
El problema del tráfico debe ser una prioridad para el nuevo titular de la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, pues el tiempo de mirar para otro lado ya pasó.
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