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Tenerife y las carreteras

Miércoles, 25 de octubre 2017, 21:21

En Tenerife los empresarios de la construcción ponen el grito en el cielo, o más exactamente en el Gobierno de Canarias: es la hora de las carreteras de esa isla, de manera que las prioridades inversoras deben centrarse allí. Da igual si en La Aldea todavía no han visto concluir la carretera que les sacará del aislamiento o si en la capital grancanaria hay atascos un día sí y otro también... Lo que debe primar es el desarrollo viario de Tenerife, que sufre también un colapso de norte a sur y con escala en la capital.

Sabido es que en estos asuntos cada uno cuenta la misa como le va. Y seamos sinceros: quien va a Tenerife es testigo de ese estrangulamiento en las principales arterias del tráfico, unas vías que se colapsan casi todos los días porque el crecimiento urbanístico, como también el turístico, no ha ido parejo con un adecuado desarrollo de las infraestructuras. Luego, si un tinerfeño se desplaza a Gran Canaria y ve la circunvalación, pues se entiende que se suba por las paredes y empiece a ver un agravio comparativo.

Llegado a ese punto, paremos un segundo y recordemos los hechos y las competencias de cada cual. Porque el modelo de desarrollo insular lo marca el Cabildo correspondiente, con los ayuntamientos a su lado -si es que hay voluntad de coordinación- o cada uno por su cuenta. Y si en Gran Canaria salió adelante la circunvalación fue porque los deberes se hicieron a tiempo, se acordó de manera unánime que era la prioridad y, sobre todo, se puso manos a la obra para hacer el proyecto. ¿Qué paso, mientras tanto, en Tenerife? Pues que durante años la consigna fue otra: que la isla creciera en población a toda costa, incluso si hacía falta engordando el censo de manera artificial -por no decir ilegal porque la Fiscalía parece que estaba demasiado ocupada cuando le cayó el asunto entre manos- y aumentando la cifra de camas turísticas como fuera. Que después esos turistas tenían que moverse del sur hasta el Teide y hasta el norte para visitar el Loro Parque, pues eso ya se vería más adelante... y así, a base de que cada Ayuntamiento diese licencias sin control en cantidad ni en ubicación, y metiendo más turistas de los que la isla podía mover con las carreteras que tenía, además de ralentizando la confección de los proyectos para el desarrollo viario, se llegó al punto en el que estamos.

Que ahora los empresarios piden priorizar las carreteras de Tenerife, pues que duerman tranquilos, que seguro que sus oraciones serán atendidas. A fin de cuentas, no son plegarias: son órdenes. Y, como diría Julio Iglesias, lo sabes.

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